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Ecatepec y la ruta de transporte que se armó contra la delincuencia

Un grupo de transportistas se unió para hacer frente a extorsionadores y ladrones, cansados por ser víctimas de la delincuencia, pero ¿este tipo de actividades son válidas? ¿Se trata de justicia o de venganza?

Sergio Rincón | 30-11-2021

Richie lleva su arma de calibre 380 cargada, sin seguro, lista para disparar. Desde 2019 él y un grupo de 40 transportistas al norte del municipio mexiquense de Ecatepec se armaron contra una banda de extorsionadores que asesinó a dos de sus líderes de ruta. 

“La verdad que sí andamos armados. Porque somos las cabezas, porque ya mataron a dos dirigentes. Ya no voy a estar yo esperando a que lleguen y agarrarme sin nada. No. La verdad ya andamos armados”, dice Richie en entrevista.

Y agrega: "No somos delincuentes, somos gente trabajadora que solo se está defendiendo. Somos transportistas con más de 20 años, entonces, ¿qué decidimos?: defender nuestro patrimonio”.

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Tras el asesinato de Gallo, uno de sus líderes transportistas, este grupo de civiles armados comenzó una especie de cacería para capturar a los extorsionadores y entregarlos con las autoridades. También han realizado lo que llaman “arrestos ciudadanos” con ladrones, de acuerdo con al menos cinco de los integrantes entrevistados por Excélsior. 

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¿Este tipo de actividades son válidas? ¿Es justicia por propia mano o legítima defensa? ¿Son héroes o villanos? De acuerdo con especialistas entrevistados por Excélsior tanto en lo legal como a nivel antropológico, determinar si es un delito o no es una situación más compleja, la cual se tiene que analizar caso por caso.

No es un fenómeno nuevo. En un México que sigue padeciendo las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico, existen civiles armados en Chiapas, Guerrero, Michoacán, Veracruz… Por mencionar algunos estados. 

Hasta el momento no es pública alguna estadística que permita saber exactamente cuántos grupos de civiles armados existen; sin embargo, filtraciones de informes de inteligencia y que han sido retomados por la prensa nacional estiman que hay entre 26 y 50 grupos de autodefensas en todo el país. 

A esto se suma que desde 2004 en México han ocurrido más de un centenar masacres y el 90 por ciento de las armas que se han utilizado han sido traficadas desde Estados Unidos, de acuerdo con la demanda que el gobierno mexicano interpuso contra comerciantes de armas estadounidenses.

En opinión de Elisa Godínez Pérez, doctora en ciencias antropológicas, las razones por las que civiles se arman para hacer frente a la delincuencia surgen como “medidas desesperadas”.

“Los linchamientos y otras formas de justicia por mano propia son un efecto de violencias estructurales, sistémicas, en el tiempo reciente de manera más cruel y cruenta la indefensión ante la que se encuentra (la sociedad) ante problemas como el crimen organizado”, refiere la doctora. 

La experta agrega que en medio de diversos contextos de violencia y repetida inseguridad, muchas veces esos “justicieros” o “vengadores” ya no tienen mucho que perder, y utilizan el anonimato y la colectividad para hacer frente a la violencia.  

Desde la óptica legal, existen condiciones claras para la defensa legítima, que se describen en el Artículo 16 de la Constitución y en los 15, 16 y 17 del Código Penal Federal; pero intervienen muchos factores: el riesgo inminente, la causal de exclusión del delito, proporcionalidad, y en el caso de uso de arma de fuego: si contaba con permiso, si el arma no estuvo involucrada en un delito o si la persona que se defendió contaba con portación de arma. 

“La fracción cuarta del Artículo 17  (de la Constitución) establece lo que es la defensa legítima que es: la amenaza real inminente de sufrir una agresión o un daño, que puede ser un lugar, su casa, puede ser un bien o un lugar donde el agresor no tenga el legítimo derecho de ingresar. Siempre y cuando sea razonable ese peligro y sea proporcional el ataque, la defensa. En ese sentido estaríamos ante la defensa legítima del uso de la fuerza y amparada ante el supuesto de la defensa legítima que está prevista en el Artículo 17 de la Constitución y en el propio Código Penal”, detalla Ernesto Villanueva, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Mike, otro de los transportistas de Ecatepec, asegura en entrevista con Excélsior que ellos también han detenido a ladrones en flagrancia

“La otra vez íbamos por casualidad sobre la avenida y asaltaron una camioneta y vimos que se echaron a correr los chavos, los agarramos y la parte acusadora ahí venía y fue quien los fue a denunciar”, señala el transportista. 

Los relatos de los transportistas, que actualmente suman cerca de mil agremiados, indican que en ocasiones podrían estar frente a una legítima defensa, pero en otras ocasiones, como “cazar” a los asesinos de sus amigos, podría ser considerado como justicia por propia mano. 

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“La legítima defensa es en el momento es cuando tú vas a llegar y me quieres hacer daño, yo ahí de manera proporcional respondo para evitar que me agredas. Antes. Como una prevención. En la otra (justicia por propia mano) ya pasó, ya se me robó, ya se me agredió. Entonces lo veo por algún lado, me entero dónde está y voy y lo agredo con un cuchillo, con un bate de béisbol, entonces ahí es una venganza ahí estamos hablado ya de que es justicia por propia mano”, explica el jurista Ernesto Villanueva. 

¿Por qué la gente participa en estas actividades? Incluso arriesgarse a quedar como un criminal, ir a la cárcel o arriesgar su vida.

“Son medidas desesperadas, son estrategias desesperadas, no tanto de, como se dice, sustituir al Estado, cuando no cumple sus obligaciones de garantizar seguridad, que hasta cierto punto es verdad, pero muchas veces, lo que yo encuentro en el caso específicos de los linchamientos es que también se vuelven una forma de exigir mayor intervención estatal”, dice la doctora Godínez Pérez.

Para el investigador en ciencias jurídicas, los civiles que actúan contra la delincuencia lo hacen ante la falta del “funcionamiento expedito, rápido de las propias autoridades, y por casos de corrupción”. 

“Es mucho coraje, mucha rabia. Hay que ser conscientes y con la cabeza fría porque como estamos de enojados, la neta los matamos y los linchamos, más sin encambio no hacemos ese tipo de justicia, para eso están las autoridades”, dice Richie, quien agrega que durante las detenciones ciudadanas hay conatos de pelea, principalmente porque la familia del ladrón lo quiere rescatar. 

¿Todas las personas son capaces de hacer justicia por propia mano o de defenderse legítimamente? La doctora Elisa Godínez asegura que cada persona tiene su escala de valores y parámetros, pero la balanza puede inclinarse luego de hechos repetidos de violencia e inseguridad.

“Si eso está bien moralmente y éticamente no me corresponde a mi juzgarlo, yo tengo mis propios parámetros y yo no lo haría, pero la gente ante una situación desesperada y contemplando que ha sido víctima de esta situación de manera seguida lo va a hacer”, opina Godínez Pérez. 

Richie asegura que no hay marcha atrás. Desde que decidió armarse asumió un riesgo latente, pues cualquier día puede no regresar a casa. “El miedo siempre va a haber, más sin en cambio no soy dejado y no me pienso dejar de nadie y tengo que sobresalir con esto, con estas situaciones. No va a faltar algún vivo que se quiera pasar de listo pero ya veremos cómo nos toca”, advierte el transportista. 

 

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