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Así luce la refinería de Salamanca tras la crisis del robo de gasolina

Estas son las primeras imágenes del interior desde que comenzó la crisis de la gasolina. Lo que alguna vez fue orgullo de la economía mexicana, ahora es un gigante paralizado por el robo y congelado por el miedo

Redacción | 05-02-2019
Entramos a la Refinería de Salamanca el pasado jueves, el mismo día que sobre sus instalaciones y la ciudad de El Bajío pesó la amenaza viable del estallido de un carro bomba. Sus calles indus-triales vacías y silenciosas, semejan postales de Chernóbil / Foto: Especial
Entramos a la Refinería de Salamanca el pasado jueves, el mismo día que sobre sus instalaciones y la ciudad de El Bajío pesó la amenaza viable del estallido de un carro bomba. Sus calles indus-triales vacías y silenciosas, semejan postales de Chernóbil / Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.

Salamanca fue inaugurada en 1950, tres años antes de que naciera Andrés Manuel López Obrador y vivió su esplendor en los setentas, cuando el presidente nació políticamente y cuando por la economía mexicana corría casi puro petróleo.

En una superficie de 518 hectáreas se ubican 42 plantas de producción, con una capacidad de proceso de hasta 220 mil barriles diarios de petróleo crudo. En este momento, no se procesa un solo litro en el que fuera el mayor complejo industrial de su tipo en América Latina.

Uno de cada cinco litros que se consumían en México se destilaban en este complejo, que proveía o proveerá nuevamente gasolinas Magna y Premium, Diesel y turbosina a Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, San Luis Potosí, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Colima, Michoacán, Nayarit, Durango; lubricantes a todo el país.

Sus cuatro tanques de petróleo crudo, con capacidad total para almacenar 127 millones 200 mil litros están vacíos: las dos líneas de abasto de petróleo que los surtían están secos. Los quemadores para incinerar el excedente de gas LP y cuyas flamas fueran distintivas del paisaje salmantino, están apagados. Las calderas están fuera de servicio, así que el silbato para llamar a trabajar a los petroleros, también está callado.

En este momento, sólo está en operación uno de los centros de energía eléctrica y cuyo propósito es únicamente que el lugar no esté a oscuras.

Si las cosas salen de acuerdo a los planes de Pemex, la Refinería de Salamanca será encendida en dos semanas, pero los obreros dudan por el estado de las instalaciones, muchas de estas sin mantenimiento desde hace años y por la persistencia del robo de combustibles en sus alrededores y violencia que ése delito trae consigo.

En este momento, de sus tubos escurren lodos cafés y se fugan gases tóxicos. Estaciones como las de alquilación, que contiene 36 toneladas a presión de ácido fluorhídrico un químico letalmente tóxico, observan deterioro.

Por el crecimiento de la ciudad en que vive casi un cuarto de millón de personas, los contenedores de ácido sulfúrico se encuentran a ocho metros en línea recta de una zona habitada.

Mientras el gobierno federal insiste en el proyecto de construir una procesadora en Dos Bocas, Veracruz, la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor, alguna vez orgullo de la economía mexicana es hoy un gigante paralizado por el robo y congelado por el miedo.

 

Aquí el reportaje completo:

 

 

AMU

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