Ejército quiere gobernar un año; golpe militar en Birmania

RANGÚN.

Después del golpe militar, el ejército de Birmania, el Tatmadaw, aseguró que ocuparán el poder durante un año, hasta las próximas elecciones.

El hasta ahora vicepresidente, Myint Swe, cedió todo el poder al comandante en jefe del Ejército, Min Aung Hlaing.

Swe además declaró estado de emergencia durante un año

Con el argumento de fraude en los comicios del pasado 8 de noviembre, los militares tomaron el poder y arrestaron a la líderesa Aung San Suu Kyi y a otros miembros de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND).

Además, aumentaron las condenas al golpe por parte de la comunidad internacional.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, exhortó a los militares de Birmania a renunciar al poder “inmediatamente” y amenazó con imponer sanciones a la cúpula militar.

En el mismo sentido, el secretario de Estado, Antony Blinken, pidió liberar a los detenidos.

Al respecto, la presidenta  la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó el golpe y pidió la restitución del gobierno que encabeza Aung San Suu Kyi.

El lunes (domingo, hora de México) el ejército de Birmania asumió el poder del país del sureste asiático.

El golpe militar ocurrió tras las recientes tensiones a raíz de las elecciones generales, en las que tanto la oposición como las fuerzas armadas denunciaron irregularidades, aunque sin presentar pruebas.

Está programado para hoy que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aborde en sesión urgente el golpe de Estado, anunció la presidencia en turno, que corresponde a Reino Unido.

“He informado a los miembros del Consejo que vamos a sacar adelante nuestros planes para una reunión del Consejo de Seguridad sobre Birmania con carácter de urgencia”, declaró la embajadora de ese país ante la ONU, Barbara Woodward.

SRE pide salida pacífica

México se sumó a la condena que lanzó la Organización de Naciones Unidas al golpe militar llevado a cabo en Myanmar.

A través de un comunicado, nuestro país llamó a las autoridades en conflicto a recuperar lo antes posible los canales legales y democráticos que permitan construir consensos y alcanzar la paz, democracia y desarrollo sostenible de la población.

“México reitera su posición inquebrantable a favor de la solución pacífica de las controversias, con apego irrestricto al derecho internacional y a los derechos humanos”, expresó el gobierno nacional.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) señaló que sigue con gran preocupación los hechos ocurridos luego de que el ejercito asumió el poder de facto y decretó estado de emergencia durante un año.

“Como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, México apoyará las acciones multilaterales y regionales para avanzar en ese sentido y respaldará asimismo las acciones del secretario general de la Organización de Naciones Unidas para impulsar a la brevedad un diálogo incluyente y constructivo”, agregó la dependencia responsable de los asuntos externos del país.

La SRE informó que, a través de la Embajada de México en Singapur, concurrente ante Myanmar, ha establecido comunicación con la pequeña comunidad mexicana registrada en ese país a la que recomendó evitar participar o acercarse a eventuales manifestaciones o puntos de conflicto.

Crisis opaca a la Dama de Rangún

La líder birmana perdió apoyo global por el tema de la comunidad rohinyá

RANGÚN.— Aung San Suu Kyi, detenida en el golpe de Estado de Birmania, encarna el intenso destino de su país.

Este icono de la democracia, convertida en una paria de la comunidad internacional tras el drama de los musulmanes rohinyás, cayó de nuevo en las manos de los militares.

Conocida como La Dama de Rangún, dirige su país desde 2016.

“No creo en la esperanza, sólo creo en el trabajo. Uno trabaja duro para alcanzar sus esperanzas. La esperanza por sí sola no nos lleva a ninguna parte”, declaró a AFP en 2015.

La imagen de la Premio Nobel de la Paz, otrora comparada con Nelson Mandela o Martin Luther King, se vio opacada por el caso de los rohinyás.

Unos 750 mil miembros de esta minoría huyeron de los abusos del ejército y de las milicias budistas en 2017 y se refugiaron en campamentos en Bangladesh, una tragedia que ha llevado a Birmania a ser acusada de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el principal órgano judicial de la ONU.