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Excélsior en la Salud: A pesar del cáncer de piel, usan camas solares

Según un estudio de la Facultad de Salud Pública de Yale, una de cada siete personas vuelve a usar las camas solares después de que se les diagnosticó un cáncer de piel

Agencias | 06-09-2013

NUEVA YORK, 6 de septiembre - Una de cada siete personas vuelve a usar las camas solares después de que se les diagnosticó un cáncer de piel, pese a que el bronceado artificial aumenta el riesgo de padecer cáncer cutáneo.

"La situación sería similar a la de los pacientes con cáncer pulmonar que siguen fumando después del diagnóstico", dijo la autora principal de un nuevo estudio, Brenda Cartmel, de la Facultad de Salud Pública de Yale, en New Haven en el estado de Connecticut.

Como ocurre con el tabaco, nuestro estudio sugiere que algunos pacientes serían adictos al bronceado y que se necesitarían nuevas intervenciones para modificar esa conducta", añadió.

La mayoría de las 20 millones de personas que usan al año las camas solares en Estados Unidos son jóvenes blancas. Los dispositivos emiten hasta 15 veces más radiación UVA que el sol, el tipo de rayos daña las capas profundas de la piel.

El nuevo estudio incluyó a un grupo de personas con carcinoma de células basales, un cáncer cutáneo de lento avance que se puede extirpar y eleva el riesgo de desarrollar nuevos cánceres cutáneos antes de los 40 años.

Es el cáncer de piel más común en Estados Unidos y suele afectar a los hombres de 50 años. Otros estudios habían identificado un aumento de ese cáncer en las mujeres jóvenes en los últimos 30 años, lo que inspiró a Cartmel.

15 por ciento de personas dijo que había vuelto a usar una cama solar por lo menos una vez en el último año.

Con su equipo entrevistó a pacientes blancos de Connecticut que habían participado de un estudio sobre carcinoma de células basales entre uno y cuatro años antes. El equipo incluyó los resultados de 178 personas que habían usado camas solares antes del diagnóstico.

El 15 por ciento (26) dijo que había vuelto a usar una cama solar por lo menos una vez en el último año; algunos lo habían hecho hasta 20 veces, según publica JAMA Dermatology. Los participantes eran los que más se bronceaban antes del diagnóstico oncológico.

Más de la mitad de los que seguían bronceándose tenía síntomas de adicción, como la sensación de culpa o la necesidad de broncearse antes de comenzar las actividades del día, comparado con el 36 por ciento de los que ya habían abandonado el hábito.

Como la nicotina, dijo Feldman, en el bronceado influyen las presiones sociales y también puede generar adicción física. Pero a diferencia dl humo de cigarrillo, que está prohibido en muchos sitios públicos, el bronceado artificial sólo daña a la persona que ingresa a la cabina. No existe algo como el "bronceado de segunda mano".

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