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Función

Lazos de sangre y de actuación en 'Una vida en el teatro'

La obra, que retrata la vida de dos generaciones de actores, hace un homenaje a la trayectoria de 71 años de Ignacio López Tarso, quien actúa solamente con su hijo Juan Ignacio Aranda

Nancy Méndez Castañeda | 01-07-2019
Lazos de sangre y de actuación en 'Una vida en el teatro'
A sus 94 años, Ignacio López Tarso compartirá escenario con su hijo Juan Ignacio Aranda, en Una vida en el teatro.

CIUDAD DE MÉXICO.

Ignacio López Tarso y Juan Ignacio Aranda, padre e hijo, mentor y alumno, compartirán el escenario, por vez primera sólo confiando el uno del otro, sin más elenco a su alrededor, para exponer las diferentes perspectivas de dos generaciones que viven y gozan el teatro.

Así lo harán en la obra Una vida en el teatro (A Life in the Theatre), que expone un retrato del cotidiano de los actores, desde su espera y preparación tras bambalinas, hasta el momento en el que abren el telón e interpretan a un personaje para el público.

“Vamos a estar los dos nada más, Juan Ignacio y yo. Es una muy buena oportunidad que anduve buscando durante mucho tiempo y por fin se me va a cumplir ese gran deseo y ese gusto enorme de trabajar con Juan Ignacio, solos en escena.

“La paso muy bien en el teatro, es mi lugar predilecto. He estado en los escenarios desde hace 71 años, pues empecé en 1948. Una vida en el teatro es un muy buen texto, con una muy buena producción, director y reparto: muy confiable de padre e hijo nada más.

“Es la primera vez que estoy en escena con él, nada más. Eso me da mucho gusto y lo preparo con mucho entusiasmo y un gran deseo de que al público le guste”, expresó Ignacio López Tarso en entrevista con Excélsior.

A partir del 12 de julio en el Teatro San Jerónimo Independencia iniciará la temporada de la obra escrita por el dramaturgo estadunidense David Mamet, dirigida por Salvador Garcini y producida por Daniel Gómez Casanova, en la que se realizaron diversas adecuaciones para hacer un homenaje a López Tarso, de 94 años de edad y 71 de trayectoria.

Es así como se harán referencias a parte de las obras que ha protagonizado en su vida,  dedicada en gran parte a los escenarios, además del cine y la televisión.

“En realidad la obra habla de un hombre que ha estado toda su vida en el teatro, y de otro, quien apenas empieza. Son dos actores que se enfrentan ahí”, explicó el actor, reconocido por su trayectoria con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara, en 2013, y por la Universidad Autónoma de Nuevo León, en 2018.

López Tarso goza de lucidez y una memoria envidiable, detallada, que lo hizo recordar uno de sus montajes predilectos: El rey Lear, de Shakespeare. Lo interpretó en 1981 para el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, en la UNAM. De tal montaje, habrá una referencia en Una vida en el teatro.

“Estuve acompañado por los actores jóvenes más importantes que siguen siendo los mejores actores de México: Humberto Zurita, Alejandro Camacho, Alejandro Tomassi, Fernando Balzaretti, Blanca Guerra. ¡Un gran grupo de actores!”, dijo.

López Tarso no dudó en hablar, como un padre orgulloso, de la preparación en las tablas de su hijo, tanto en Londres como en la Universidad de San Diego y con el maestro Héctor Azar.

“Me gusta mucho como Juan Ignacio trabaja sus personajes. Es muy buen actor, tiene muy buena escuela, conocimiento y suficiente experiencia. Me gusta mucho trabajar con él. Será una buena experiencia juntos”, acotó.

COMO HIJO Y ACTOR

Juan Ignacio Aranda, de 57 años de edad y 35 de trayectoria, destacó a Función que conoce muy bien el trabajo de su padre en escena, pues ha compartido créditos con él en ocho ocasiones, aunque ésta será la primera en la que estén a solas frente al público.

El actor siente que su padre, como sucede en la trama, le muestra sus secretos en escena.

“Sé cómo es, lo exigente y estricto que es sobre todo con el timing, la agilidad exacta para saber en qué momento hablar, hacer la pausa, la broma. ¡Mi papá es un maestro para el timing! Eso no te lo enseñan en ninguna escuela, lo aprendes en las tablas y eso se lo he aprendido a mi papá en ocho obras de teatro.

“Ésta es la primera vez que voy a gozar la escena y tener el reto de estar una hora 40 minutos, él y yo solos, con personajes muy difíciles. Es un reto histriónico, de enfrentarme a un actor como mi padre”, reveló Juan Ignacio Aranda.

En la obra, que muestra “el teatro dentro del teatro”, ambos actores interpretarán a cinco personajes cada uno.

“Es la historia más íntima que te pueden contar dos actores, porque lo hacen desde un camerino y luego se ven las escenas que representan en una función de teatro. Es la vida de dos actores en un camerino antes, durante y después de diversas representaciones a lo largo de diez o 15 años de sus vidas.

“Es una obra con un gran mensaje humano, de perfeccionismo, de disciplina, de amor a lo que haces. Hemos hecho una adaptación a la vida de López Tarso en el teatro, así que representamos obras que ha hecho mi padre como El rey Lear, El vestidor, Hamlet y La tempestad.

“Pensamos que los personajes son actores de teatro de repertorio, que llegan al teatro alrededor de las 11 de la mañana, ensayan hasta las 15 horas, comen, y luego dan dos funciones de otra obra. Cuando termina esa, se ponen a ensayar otra. ¡Se la viven en un camerino los actores de teatro de repertorio!”, relató.

En la trama, tras la petición al actor experimentado de compartir su camerino debido a la falta de espacio, éste decide invitar a uno de los actores más jóvenes. Es así que hay un espíritu didáctico y también de confrontación.

“Es una relación hermosa, de mucha admiración y de espíritu didáctico, porque el joven entra muy impresionado de que el actor consolidado lo haya invitado a su camerino. Cada escena es una lección de cada aspecto distinto del teatro. Le gustará mucho a la gente y en especial a los actores y a los muy fanáticos del teatro.

“Todo está permeado de mostrarle al joven que la gran riqueza del teatro está en los personajes. López Tarso es un hombre sabio, porque ha interpretado a los personajes más complejos de la literatura teatral universal como Edipo Rey, Cyrano de Bergerac y El rey Lear.

“Además es el paso de la batuta de generación en generación, porque el viejo siente que tiene secretos que tiene que consolidar en otra generación de jóvenes. Es una obra que a los dos nos mueve mucho, nos significa mucho. Es un homenaje escénico para mi padre, en vida; la obra ideal para estar los dos juntos”, concluyó.

PARA VERLO

Una vida en el teatro

  • Autor: David Mamet.
  • Elenco: Ignacio López Tarso (Roberto) y Juan Ignacio Aranda (Juan).
  • Estreno: 12 de julio, 2019.
  • Temporada: 8 semanas.
  • Lugar: Teatro San Jerónimo Independencia. Periférico Sur 3400 Unidad Independencia, col. San Jerónimo Lídice.
  • Horarios: Viernes 20:00; sábado 18:00 y 20:30 horas.
  • Costo: 350, 450 y 550 pesos.

El dato

  • EN OBRAS ANTERIORES

Juan Ignacio Aranda trabajó con su padre Ignacio López Tarso en ocho obras previas a Una vida en el teatro: Bartolomé de las Casas: una hoguera al amanecer, Un conejo llamado Harvey, Tirano Banderas, Un villano en su rincón, El alcalde de Zalamea, Macario, el ahijado de la muerte (foto), El de la triste figura y La tempestad.

RUMBO A SUS 95 AÑOS

El 15 de enero de 2020, Ignacio López Tarso cumplirá 95 años de edad. Sin embargo, no tiene planes para festejar, más que conservar su buen ánimo.

“¡Nada! Igual que siempre. 94 cumplí en enero pasado y en enero próximo, 95 años de edad, con buena salud, buen ánimo, buenas condiciones para trabajar y muy buen espíritu; con toda mi experiencia en el teatro, toda mi capacidad como persona y como intérprete”, enfatizó Ignacio López Tarso.

Aunque fue intervenido quirúrgicamente por un tumor canceroso en el colon en 2016, cuando protagonizaba la obra Un Picasso, el actor refirió que eso quedó en el pasado.

“La primera vez fue hace cuatro años, la segunda vez hace dos en el estómago, me lo abrieron para hacerme una limpia y había temor de que hubiera algún tumor ahí, pero no hubo nada afortunadamente. Sigo bien, vigilado, pero sigo muy bien. Bien de salud, fuerte, sano. Lo del cáncer ya pasó, ¡ya es historia!

“Mi garganta funciona, mi memoria también funciona muy bien y ¡todo el aparato que se utiliza completo e íntegramente en cada función! El teatro es muy exigente en ese sentido, te exige todo: física, mental, emotivamente”, señaló.

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