Logo de Excélsior                                                        
Expresiones

Domingo de Ramos en Juchitán: convivir con los muertos

La celebración católica de hoy posee un significado diferente en este municipio oaxaqueño, donde las familias se dan cita en el panteón

Patricia Briseño | 24-03-2024
Junto a la tumba, los familiares y amigos platican las anécdotas del difunto, mientras degustan bebidas y platillos típicos. Varios cantan o contratan a un trío.
Junto a la tumba, los familiares y amigos platican las anécdotas del difunto, mientras degustan bebidas y platillos típicos. Varios cantan o contratan a un trío. Foto: Cortesía Héctor Villalobos

OAXACA. Oaxaca.–El aroma de rosas, jazmines, claveles, girasoles y guie’chachis (flor de mayo) penetra por todos los rincones del panteón Domingo de Ramos, en Juchitán de Zaragoza, en el Istmo de Tehuantepec, donde familias y amistades se dan cita para recordar a los difuntos.

De acuerdo con la religión cristiana, el Domingo de Ramos o sexto domingo de cuaresma se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén; sin embargo, para los zapotecos de Juchitán es la fecha establecida para rendir tributo a quienes partieron del mundo terrenal.

Es una tradición ancestral que inicia con la Semana Santa en el panteón del mismo nombre y está vigente hasta este siglo; a pesar de las sucesos dolorosos que sus habitantes han sobrellevado, como el terremoto de 2017 y la pandemia del covid-19”, resalta en entrevista Víctor Cata, secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca.

El promotor cultural precisa que esta conmemoración tiene su antecedente con el comienzo del año zapoteco, que comenzaba el 12 de marzo y terminaba el 17 de marzo siguiente. “Al iniciar el año zapoteco se recordaba a los ancestros, les pedían un año de prosperidad, de salud y que relegaran lo negativo”.

El escritor e historiador agrega que “esta costumbre se adecuó a la interpretación judeocristiana, por eso los juchitecos visitan el panteón Domingo de Ramos, que antes se llamó San Vicente Ferrer (Xabizende)”.

El también lingüista observa que con la llegada de la religión católica se modificaron las fechas y se acomodaron con la Semana Santa, que puede ser marzo o abril.

Por su parte, Michel Pineda, director de la Casa de la Cultura de Juchitán, detalla que los antiguos zapotecos Binnigula’sa estaban íntimamente relacionados con la naturaleza, y le daban sin duda un valor sagrado a la tierra, al cielo y a todo lo que los rodea.

En el Istmo se conserva hasta la actualidad una festividad que hace referencia a la gran celebración del inicio del calendario antiguo dedicado a los dioses zapotecos, sincretizado con el culto a San José (Saa Guidxi) y celebrado hasta los días posteriores (19 de marzo), previos al equinoccio de primavera y de la Semana Santa”, explica.

A diferencia del resto del país, según la tradición católica, que fija el Domingo de Ramos para la bendición de las palmas, en Juchitán es un domingo de convivencia familiar con aquellos que dejaron este mundo, cuyos restos están depositados en el panteón municipal Domingo de Ramos, ubicado en la Tercera Sección de Juchitán.

El camposanto, con unas cinco mil tumbas, semeja una unidad habitacional, debido a que la mayoría de los sepulcros están construidos como pequeñas viviendas para que en esta fecha los vivos puedan entrar en éstas y comer, beber y recordar a sus familiares.

Las tumbas de los recién fallecidos, que aún no cuentan con el cuartito de concreto, están en medio de una enramada, también adornada con flores multicolores, veladoras y comida, a manera de ofrenda.

Junto a la tumba, los familiares y amigos platican las anécdotas del difunto, mientras degustan bebidas y platillos típicos. Varios cantan o contratan a un trío”, detalla el profesor Tomás Chiñas (Tona Taati´).

No obstante, el ritual arranca en días anteriores, cuando los deudos acuden a limpiar y pintar el sepulcro; mientras que la autoridad local se encarga de garantizar el suministro de agua en piletas, pintar los sanitarios y revisar las salidas de emergencia.

Hoy, desde temprano, las tumbas lucen embellecidas con flores, veladoras y fotografías; mientras que, en los pasillos, decenas de mujeres juchitecas montan puestos de venta de agua de frutas, garnachas, pollo garnachero, dulces tradicionales, cervezas y, sobre todo, tamales de iguana.

El tamal de iguana es el alimento indispensable en esta fecha. La iguana tiene un valor metafórico, semántico y cultural; representa la miseria, la pérdida, la tristeza”, concluye el narrador Víctor Cata.

 

 

Aquí podrás acceder a noticias en tiempo real

Conoce lo más viral en Facebook Trending 

Lee a los columnistas de Excélsior Opinión

 

clm

 

Te recomendamos

Tags

Comparte en Redes Sociales