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CIUDAD DE MÉXICO.
Catrinas gigantes caracterizadas de migrantes engalanan el Zócalo de la Ciudad de México (CDMX). Es un homenaje a quienes han perdido la vida en su recorrido para llegar a otras tierras.
Es la mega ofrenda 2018 en la plancha de la constitución, que presenta la exposición gratuita: “Migraciones: los cuatro rumbos del cosmos”.
A través de cuatro arcos de entrada que rodean el Zócalo capitalino, que a su vez emula un cementerio iluminado de noche y nueve senderos con aserrín pintado, la magna obra del día de muertos se podrá visitar hasta el próximo domingo cuatro de noviembre.
De hecho, turistas nacionales y extranjeros que rodean con asombro el altar de muertos monumental ubicado al centro de la Mega Ofrenda musicalizada, señalan que el hecho de reconocer a la migración como un fundamento de nuestra cultura nos brinda un impulso para apoyar a las personas que dejan su hogar por falta de oportunidades.
En esta mega ofrenda podemos observar dos aspectos relevantes: uno, el apoyo que podemos dar a los migrantes con el reconocimiento que el fenómeno de la migración es característico de nuestras culturas ancestrales; y en segundo término, como chilenos nos asombra la manera en que México sigue impulsando sus tradiciones, que a la vez nos hermanan entre naciones”, señaló Manuel Hidalgo, investigador Chileno, especialista en economía.
Por su parte, Miriam Moscoso, pianista peruana, señala: “Me parece espectacular que, en este preciso momento tan coyuntural, México haga un homenaje a los migrantes.
Porque no solamente hay personas que están saliendo de Honduras. Si tú vas a otros países puedes observar migrantes procedentes de Venezuela, por lo que hoy en América Latina estamos viviendo una de las más grandes migraciones de personas que buscan mejorar su vida por falta de oportunidades. Y esta ofrenda mexicana así lo reconoce”.
Para consolidar la Mega Ofrenda 2018 del Zócalo de la CDMX, la antropóloga Gisela Mendoza Jiménez y el artista Humberto Spíndola plasmaron su trabajo en conjunto, contando también con la ambientación musical del arreglista y compositor Ricardo Martín Jáuregui.