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Por Carlos Barrón

CIUDAD DE MÉXICO.

Santiago Solari tiene la humildad de su lado. Lo mismo cuando era jugador que ahora de primer entrenador. En México tuvo una experiencia breve, pero sustanciosa, la que lo llevó al Atlante en el 2009 para jugar un Mundial de Clubes.

Aquel autor intelectual para traerlo fue José Antonio García, exdirectivo que se sorprendió al ver la adaptabilidad del argentino en el vestuario. Ahí, el discurso de Solari siempre fue el mismo, aunque fuera el más talentoso del grupo apretaría los dientes para ayudar a defender, más allá de que las piernas no le dieran más.

Era muy decente en el vestidor, recatado, silencioso a ratos, pero cuando tenía que pegar el grito lo daba, en general se mezcló como uno más; era, por encima de todo, humilde, y aconsejaba a sus compañeros, no con la imposta de sentirse mejor para dar una corrección, sino desde la humildad del que quiere ayudar”.

 

Solari llegó de último momento al América para este Guardianes 2021

 

Por eso no le sorprende que esté triunfando en el América, “es que debe ser lo mismo que cuando vino al vestuario del Atlante, se acerca al jugador de una manera recta, educada, diplomática y convence porque tiene una educación excelente, pero, más allá de eso, es una extraordinaria persona, así es fácil ganarse a un grupo y transmitirles una idea”.

José Antonio García sabe del placer que le causa a Solari el mar. No por nada lo convenció de llegar a Cancún con el Atlante, “las playas lo seducen”. Quizá por eso mismo la semana pasada, cuando hicieron escala en Oaxaca para llegar después a Tegucigalpa para la Copa de Concacaf, se llevó a los jugadores del América a Puerto Escondido, “es parte de su personalidad. Yo lo recuerdo siempre entre las olas del mar cuando estuvo en el Atlante, su esposa y él eran felices en Cancún”.

Además de eso, ayer visitó a Jesús López en el hospital, fracturado en el juego ante el Olimpia el miércoles, como parte del apoyo que brinda al ser entrenador.

 

 

Nunca me expresó la idea de ser técnico; hay que recordar que él se retira en Peñarol y luego se va a Europa. Supe que estaba en el Castilla y después en el Madrid, pocos pueden presumir eso. Tiene un aire filosófico que le ayuda”.

Pero el verdadero secreto para José Antonio García es que Solari entiende los vestuarios de futbol como ningún otro personaje en México, “él no anda por ahí adentro presumiendo quién es o qué hizo, y eso que estuvo en el vestuario del Real Madrid y del Inter, a esos niveles, por el contrario, él va haciéndose sombra, es uno más, sólo que ahora en el América sabe de su responsabilidad y la domina”. 

 

De esos tintes filosóficos que expone Solari en el América, García lo compara con Jorge Valdano y Ángel Cappa y, en la etapa más moderna, con Josep Guardiola, por los conceptos que maneja y la forma en que los expresa.

 

 

Roberto Chorrillano Palacios recuerda bien el año en que se hizo amigo de Juan Reynoso, fue en 1997, durante las eliminatorias, gracias a las concentraciones.

Es un tipo que desayuna, come y cena futbol. Siempre nos hablaba como líder, pedía atención aun fuera de la cancha y en Cruz Azul debe andar igual. Tiene algo en particular, sabe entender los momentos porque es mucho de hacer asados y compartir el tiempo como equipo, pero también le gusta que se vayan de vacaciones y descansen”.

Reynoso era un consagrado insustituible en la selección cuando Palacios llegó con hambre de triunfo. Ambos coincidirían en México y Perú como rivales. Palacios fue testigo del cambio de tendencia de Reynoso de jugador a entrenador, pues le tocó verlo en el 2007 cuando tomó al Coronel Bolognesi.

 

Reynoso no era la primera opción de Cruz Azul, pero tiene al equipo en primer lugar

 

Le vi ser entrenador por primera vez en la liga peruana, por aquel entonces yo jugaba en Sporting Cristal y noté lo mismo, que era un tipo amable, pero disciplinado, que un jugador se cuide es lo más importante y en eso es tajante, se nota en Cruz Azul, todos corren a la par: no le tembló la mano para quitar a Jonathan Rodríguez cuando se fue de fiesta; para él no hay jugadores indiscutibles”.

Palacios, casado con una mazatleca y con un hijo mexicano, reitera que Juan Reynoso es un técnico forjado a hierro desde abajo, quemando capas de aprendizaje y que además le rebotan las críticas y los elogios.

Él sabe bien manejar el entorno. Dicen que está en los primeros lugares siendo defensivo y puede ser cierto, porque Reynoso empezó de medio de contención y luego se hizo defensa central, entonces ya sabía jugar en corto y con presión, así que cuando se fue para atrás tuvo un panorama más amplio; para él lo más importante era que su zona baja tuviera orden, de ahí empezaba todo, pero también es cierto que le gusta ir al frente y anotar; él, propiamente, era un buen cabeceador en los tiros de esquina”.

 

 

Es verdad, desde que dirige en México sus equipos han recibido 57 goles en 54 partidos, es decir, una media de 1.05 tantos por encuentro. Hoy en día tiene a Cruz Azul como la mejor defensa del torneo con apenas siete goles encajados.

Los números hablarán por él”, continúa Palacios que está seguro que el equipo completo lo respalda, “porque es líder, padre, consejero, psicólogo y amigo, todo eso lo reúne en el grupo y se percibe, los resultados se dan por todo este trabajo, no por casualidad”.

 

 

De esa manera, Reynoso fue cinco veces campeón de la Liga en Perú con equipos como Bolognesi, Universitario de Deportes y Melgar.

Y de esas pláticas de sobremesa, Palacios recuerda que hizo un amigo que, además de todo, le hacía entender lo importante que era para la selección peruana y que, sin esas palabras, nunca hubiera potencializado su carrera, de ahí que le tenga en gran estima y agradecimiento.

AMU

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