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Tequila Don Julio y Gentleman, historias que inspiran

Con motivo de la iniciativa #MeQuitoElSombrero para apoyar al sector de restaurantes y bares, Tequila Don Julio y Gentleman México han buscado 3 historias inspiradoras de resilencia, gratitud y esfuerzo

GENTLEMAN MÉXICO / FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA DE LAS MARCAS. DR DERECHOS RESERVADOS | 17-06-2021

CIUDAD DE MÉXICO. 

Gentleman y Don Julio se quitan el sombrero ante empresarios y chefs que se reinventan. Tres nombres nos acompañan. César de la Parra, chef veterano y ahora director de operaciones del grupo Carolo que crece en México y Estados Unidos. Fernando Martínez Zavala, un chef que ama el producto y tuvo el coraje de abrir su restaurante Migrante, en plena pandemia. Y la prestigiosa Lula Martín del Campo, que vio perder su clientela en Cascabel, rodeada de oficinas y corporativos, por lo que creo un nuevo restaurante que busca su recetario en la cocina del mar, Marea.

Nunca habían estado tanto tiempo los chefs lejos de sus cocinas, lo han pasado mal, pero el sector ha demostrado ser fuerte y han dado ejemplo de trabajo duro, se han reinventado y no han olvidado que el trabajo de un cocinero es hacer feliz a la gente, como nos dicen nuestros protagonistas.

Ante esta circunstancia Don Julio, a través de la iniciativa “Me quito el sombrero”, hace un homenaje y apoya a todos aquellos que tuvieron que reinventarse. “Me quito el sombrero” celebra los valores del Tequila Don Julio: Resiliencia, Familia, Gratitud, Pasión y Trabajo duro. Como los de estos tres empresarios y emprendedores que con su actitud vital de coraje, esfuerzo y nobleza, apoyan el sector para mantener viva a la industria restaurantera.Un tributo a los héroes contemporáneos.

GRATITUD 

César de la Parra, Director de operaciones de Grupo Carolo

El empresario César de la Parra de Grupo Carolo representa, a través de más de 26 restaurantes, un ejemplo inspirador para mantener vivos los ideales frente a cualquier adversidad. Se inició en la industria casi como un nómada, de país en país, desde los puestos de joven aprendiz hasta los más experimentados.

Aprovechó la pandemia para mejorar sus restaurantes y reinventar un nuevo concepto que es Cachava, donde refuerza las bases de Blanco Colima y Blanco Castelar y, por supuesto, mejora las condiciones de sus trabajadores. En Cachava creó un ambiente casi de hogar, con nuevos espacios, hasta una zona para home office, rincón de aperitivos, adaptado a los nuevos tiempos, áreas de terraza y rincones para una buena charla. “Un restaurante para unirnos como la familia que somos”, dice en entrevista.

Amplió la cocina, impulsó el envío a domicilio, y un lugar que pudo haber cerrado se ha convertido en restaurante puntero en el Bosque de las Lomas. En otros restauran- tes como Emilio, Blanco Castelar, Blanco Colima, ha dinamizado la operación con una propuesta diferenciada e inspiradora. “Para llegar a la meta se necesita caer y aprender a levantarse”, agrega César. Estos valores refuerzan el legado de sus restaurantes. De uno en quiebra a un espacio nuevo para un tiempo nuevo. Una oda al esfuerzo y al espíritu pionero que celebra Tequila Don Julio con la iniciativa “Me quito el sombrero”.

Su expansión llega hasta Estados Unidos y su apuesta por nuestra cocina es muy firme con proyectos muy ambiciosos. Nos quitamos el sombrero y brindamos por su gestión que en tiempos de pandemia ha conseguido crecer, diversificar y apoyar a toda su plantilla, creando nuevos puestos de trabajo y multiplicando restaurantes.

¿Cómo te has reinventado?, le preguntamos al directivo, responde y matiza, “mejor cómo no nos hemos reinventado. Hemos hecho de todo, ha sido un año de pausa, de crecer y madurar. Mucho aprendizaje. En el grupo hemos querido plasmar esa maduración, cambiamos la forma de producir, los menús, los vinos, ha sido en las peores circunstancias, pero fue una pausa necesaria y nos ha dado la oportunidad de creer en las cosas importantes”, dice desde Blanco Castelar, uno de los restaurantes del Grupo.

Para de la Parra resiliencia es “aguantar, sostener, pero luego hubo un momento mágico en que se transformó en confianza. En mis compañeros, en mis socios, en las decisiones”, declara con orgullo. “Hemos aprendido todas las lecciones en lo personal, profesional y lo humano, en sentir mucho más las cosas importantes como la vida, la familia y los compañeros de trabajo”, —agrega y continua— “el negocio ha cambiado, nuestra misión ahora es celebrar la vida con experiencias inolvidables, trabajo en equipo y buen ambiente de trabajo.” César destaca los valores que se han impuesto en estos momentos, “tenemos que agradecer estar vivos, sanos y dar agradecimiento total a los que nos han apoyado. Hemos hecho de la pasión un protagonista, en la industria de los restaurantes es el motor. Para inspirar pasión debes amar lo que haces. Transmitirlo y es importante para un buen líder tal como Tequila Don Julio lo hace con esta iniciativa que inspira pasión”.

Y añade, “también es importante la gratitud, que viene de entender las cosas, solo se ama lo que se entiende y solo se entiende lo que se enseña”, sentencia. Para César es importante el valor del esfuerzo, “prefiero una persona disciplinada y trabajadora que una persona con talento, pero sin disciplina. Yo me quito el sombrero por Don Julio, el tequila de México que siempre ha estado cerca de nosotros y la iniciativa “Me quito el sombrero” demuestra el liderazgo que tiene Don Julio como empresa. Una que inspira y ha creado este chaleco salvavidas para toda la industria”, —y termina— “yo me quito el sombrero por toda la gente de México que se levanta todos los días en un México complicado y difícil, pero siguen adelante a pesar del trago amargo que estamos pasando, y me quito el sombrero por mis com- pañeros de trabajo, equipazo, ejemplo de resiliencia y gratitud, por los que ponen una sonrisa para celebrar la vida”.

TRABAJO DURO 

Fernando Martínez Zavala, chef Restaurante Migrante

Tras años de esfuerzo, Fernando Martínez Zavala se ha colocado como uno de los chefs más representativos de la Ciudad de México. Ejemplo de trabajo duro, con muchas dificultades ha mantenido un largo recorrido persiguiendo sueños. Su madre era cocinera y pronto empezó a amar los frutos de la tierra en Michoacán. Aprendió en Oaxaca las raíces de una cocina que asombra el mundo, y levantó un restaurante, Yubán, ahí aprendió que la cocina tradicional puede ser vigente y contemporánea, con pasión y creatividad. Cuando llegaba a tocar el sueño de tener su propio restaurante, después de dos décadas de perfeccionamiento, llegó la pandemia, pero no se rindió. Lo decoró poco a poco, hizo mini presentaciones, se reinventó según los tiempos de sana distancia. Pronto empezó a asombrar con la cocina maravillosa de un nuevo lugar llamado Migrante.

Se ha convertido en empresario, con una cocina natural, que busca el valor en las raíces de México, una actitud inspiradora y tras un periodo difícil, Migrante ya es una realidad, alcanzó su sueño, un restaurante que está llamado a ser de los mejores de México, por su cocina experimentada, por su capacidad de innovación, ahora propone Tardes de Cantina los jueves en la tarde. En sus proyectos lleva siempre el reto de sacar a su familia adelante y a su equipo, que para él es su familia. Fernando ya figura como candidato a mejor chef de nuestro país. Su crecimiento le ha valido la admiración de críticos y gourmets. Desde Migrante defiende a proveedores y empleados en un proyecto muy comprometido. Nos quitamos el sombrero por su espíritu de lucha, pionero por seguir adelante en alma y esencia. Su lucha por su familia desde los inicios de este sueño también nos conmueve.

Confiesa como se ha reinventado “en esta época tan complicada, buscando métodos para hacer más amigable el restaurante, hemos retomado una cocina cercana, hemos creado un lugar cálido, sin pretensiones, no queremos dar lecciones ni clases de cocina, que quien venga esté en un lugar que le guste, cálido y amable”. Abrir un restaurante en plena pandemia no ha sido fácil, hemos tenido que tomar decisiones, seguir adelante, pensando en la gente, en los trabajadores, el equipo y en el comensal”, —explica y puntualiza— “resiliencia significa la capacidad de tomar decisiones en momentos complicados, mantenerte con valor, dar importancia a tus valores, la integridad, mantenerte fiel a lo que crees, y los valores de las personas que viven de esto”. Habla pausado, pero feliz, “hemos aprendido a relajarnos, a tener menos pretensiones y más calidez, ser más emotivos. Queremos generar una gran familia con todos los que trabajamos aquí. Yo quiero sentirme como un miembro más de esa familia, aunque me corresponda liderar un proyecto, pero cada elemento es importante”.

Reconoce que “el negocio va a cambiar, no queremos grandes premios, ni aparecer en prestigiosas listas, queremos que la gente cuando se siente en la mesa, diga esto es delicioso, el espacio es increíble y el servicio maravilloso”, dice Zavala con orgullo. “Nos enfocamos en platos ricos, espacios cálidos y tener un concepto integral, sostenible, tenemos una responsabilidad como un vínculo que sucede alrededor de la mesa. El restaurante es un refugio para los que han estado estresados, y un año encerrados”. Confiesa que los valores que han aflorado son “la humildad, darte cuenta de quién eres y darte la justa dimensión, reconocer verdaderos valores”, –y subraya– “la pasión por aprender cosas nuevas, técnicas innovadoras, productos diferentes, distintas fórmulas para que el restaurante sea más atractivo”, –y resume– “buscar mejorar y cuidar los detalles”.

Reflexiona, “si haces una comparativa de cómo hemos estado, el simple hecho de estar vivos es para agradecer, tener una empresa donde crecer y cocinar, una fuente de ingresos, me provoca gratitud, para mí es una gran forma de sentirme útil a los demás, para servir y además me da de comer”, dice satisfecho. Reconoce que el camino no ha sido fácil, “trabajo duro y esfuerzo, muchos han compartido mi camino, mi recorrido, el proceso de tener un sitio que me llena de satisfacción, la fortuna de un oficio que me hace feliz”, –pero puntualiza– “exige un esfuerzo cada día”.

Respecto a la campaña de Tequila Don Julio “Me quito el sombrero” subraya que “propuestas como estas demuestran que hay empresas que entienden su responsabilidad y tienen sensibilidad con su alrededor, y reconocen la importancia de apoyar a su entorno, me parece una iniciativa muy valiosa, inspiradora, son empresas que trascienden al valor comercial, como Tequila Don Julio proponiendo valores, es lo que hace diferente a una empresa de otra que es responsable y está cerca de la sociedad. Dentro de los valores de Tequila Don Julio, yo “Me quito el sombrero” por México.

PASIÓN 

Lula Martín del Campo, chef Restaurante Marea

La actitud resiliente de la chef Lula Martín del Campo, la define Tequila Don Julio como: Salir adelante ante cualquier adversidad. Así defiende con pasión la cocina tradicional desde el restaurante Cascabel una de las grandes profesionales de la cocina mexicana. Y es que para entenderlo hay que mencionar que su restaurante sufrió en tiempos de pandemia, ubicado en una zona de oficinas y grandes corporativos, perdió mucho de su público. Pero se resistió a cerrar, y lo que hizo fue mantenerlo vivo e ir más allá, decidió crear otro restaurante: Marea. Sin duda una hazaña que describe la pasión que siente la chef por mantener vigente una excelente experiencia gastronómica.

Siempre cercana a los productos del recetario mexicano, pero con un aire contemporáneo, en Marea propone una cocina excepcional de mar. Y con su esfuerzo ha hecho posible conservar los 14 puestos de trabajo que ofrece y aumentarlos a 28 con su nuevo restaurante, un enfoque diferente, recetas distintas, pero con la pasión y la emoción de ofrecer su cocina de calidad como denominador común. Un proyecto apasionante en defensa de la cocina de México, de la tierra y del mar. Su ejemplo de resiliencia y coraje es admirable.

El arquitecto y amigo Alberto Kalach le ayudó a crear de una sencilla esquina en La Condesa un espacio mágico: Marea. Lula confiesa, “en este tiempo me he reinventado en el día a día, la incertidumbre es lo que prevalece, cada día es diferente, lo que permanece es el cambio, hay que hacerle frente, con buena actitud, con ganas y energía positiva”. Nos responde con sus ojos avispados y alegres, feliz mientras se prueba el sombrero de Don Julio. Y añade, “resiliencia para mí significa saberse acoplar a las circunstancias adversas y ponerse en el lugar de los demás, para poder jalar todos juntos”.

Explica que “en este tiempo surge que Marea, hay que agarrar el toro por los cuernos y con las ganas de seguir adelante, y seguir haciendo camino”. Nos cuenta con energía “he aprendido a ser fuerte con mis emociones, por supuesto hay días que me he quebrado, que he llorado, otros que he pensado que lo estoy haciendo lo mejor posible y creo que mi actitud personal va a contagiar a los demás, mantenerme firme y con claridad”, confiesa.

Lula mira estos meses atrás y señala, “sin duda hemos cambiado de muchas formas, hemos entendido que nada es seguro por más que planeas, hay que adaptarse, nunca pensé que un restaurante basado en sus raíces mexicanas, en un entorno específico, iba a tener que llevarlo a casa y luego lo entendí. Al principio veía a los repartidores como enemigos y descubrí que son nuestros aliados, y salimos juntos o salimos”. Para Lula en este tiempo cobró valor “la fortaleza, entender el valor de la integridad, sin caer en la desesperación, la paciencia es otra virtud que hemos tenido que desarrollar mucho”, recuerda.

“Uno de los valores más importantes creo que es la pasión, y creo que trasmitirla a los demás, al equipo, es importante, en nuestro México eso va haciendo la diferencia, tenemos que mantener el ánimo arriba. Creo mucho en nuestro país y debemos entre todos construir un mundo mejor, por lo menos en el entorno que nos rodea”. Y añade, “estoy convencida de que si somos seres agradecidos la energía sube, lo negativo se transforma en positivo, es importante estar agradecido con todo lo que tenemos”, afirma.

Para Lula, que ha superado grandes retos como chef y empresaria, “el valor del esfuerzo es la única manera de salir adelante, compromiso, energía, lealtad a lo que hacemos vamos a salir adelante, agradeciendo y trabajando con esfuerzo, así el miedo se desvanece y es más fácil caminar, el camino es más fácil de recorrer”, señala rotunda. Lula está encantada con el sombrero que recibe de Don Julio, símbolo de honor y agradecimiento. Respecto a la iniciativa de Don Julio “Me quito el sombrero”, en este época difícil considera que “llega en un buen momento con el apoyo de una gran marca tan importante para México, que nos da identidad, nos da esperanza, y esa luz para seguir trabajando con gratitud y esfuerzo”. Se despide con cariño “Me quito el sombrero por todos los mexicanos que trabajamos con gratitud y compromiso, con esfuerzo, poniendo todos de nuestra parte para seguir adelante por un México mejor”.

 

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*Este contenido es publicado con autorización de Gentleman.

 
 
 
 
 
 
 
 

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