Logo de Excélsior                                                        

José María Yazpik atraviesa por su mejor momento

A sus 43 años, el actor de la obra de teatro 'Un hombre ajeno', reveló que goza de plenitud al lado de su familia y amigos

Ana Luisa Castillo / Fotos: Selene Vargas | 30-01-2014

CIUDAD DE MÉXICO, 30 de enero.- Para José María Yazpik la etapa de los 40 le tiene sin cuidado. Al igual que su personaje en la puesta en escena Un hombre ajeno, el actor de la cinta Amantes pasajeros comentó que la famosa crisis le ha ayudado a madurar y a convertirse en un hombre más interesante.

—Chema, comienzas 2014 de la mejor manera, trabajando y qué mejor que en teatro, ¿listo para estrenar Un hombre ajeno?

Después de estar un par de años alejado del teatro y de estar haciendo puro cine, regreso. Ya me urgía y afortunadamente todo se ha dado de una manera ideal para mí, que haciendo una obra de teatro con amigos, cerca de donde vivo, así que cumpliré el sueño de levantarme tarde, estar en mi casa, irme caminando al teatro, dar función y regresarme en bicicleta, eso es maravilloso.

—¿A partir de cuándo y en dónde te vamos a poder ver?

A partir del 20 de febrero en la Sala Chopin.

Un hombre ajeno, una puesta en escena de un joven director de nombre Alejandro Ricaño...

Es la obra de un dramaturgo y director mexicano que a mí en lo personal me encanta. A mi parecer es uno de los más importantes de México. Ya nos ha deleitado con obras como Más pequeños que el Guggenheim, El amor de las luciérnagas. La obra trata de un tipo que se llama Tomás, que está metido en una depresión amorosa y empieza a tener unos cuestionamientos sobre regresar a México pues lleva viviendo en Nueva York cinco años. Quiere regresar a México para encontrar nexos con su pasado y de reencontrarse con un viejo amor, digamos que a reconectarse. Lo que encontramos de interesante es que es una comedia negra existencial, por catalogarla de alguna manera, es difícil ponerla en un género pero yo me iría por ahí. A mí me atrapó desde la primera vez que la leí porque se acerca mucho a ciertos aspectos de mi vida como el estar arrancando los 40, todos esos cuestionamientos, haber sufrido por desamor, de repente sentirte ajeno en una ciudad tan grande, haber vivido también en Estados Unidos. Tomás es un cínico, la vida lo ha hecho cínico y a mí los cínicos me caen muy bien, así es que desde el punto de vista de este cínico es muy sabroso porque se vuelve muy amargo, ácido, pero simpático, no paras de reír, así es que me gusta bastante.

—¿Ya buscabas hacer teatro o te llegó por casualidad?

Sí, ya estaba buscando, de hecho ya estaba leyendo algunos guiones pero ya ves que cuando uno decreta, las cosas se empiezan a acomodar y empiezan a suceder.

—¿La última obra que hiciste fue Cock?

Sí, de hecho me aventé dos obras seguidas. Hice Juegos siniestros y luego Cock, todo el año estuve en el Teatro Insurgentes y para mí el teatro es muy demandante, me drena, me da y quita mucha energía al mismo tiempo. Así es que decidí parar durante dos años, me dediqué a hacer cine. Yo casi siempre hago eso, estoy una temporada en teatro y otra en cine. Estoy campechaneándole un poco.

SUS 43 NO LOS CAMBIA POR NADA

—Regresando un poco a la temática de la obra, dices que Tomás es un hombre que entra en la crisis de los 40, ¿tú también la pasaste? ¿es verdad que los hombres atraviesan por eso?

Sí, por supuesto y son bienvenidas ¡imagínate! Pasar tu vida sin una crisis ¿qué tipo de abuelo vas a ser? Yo la viví tranquilo, pero con unos cuestionamientos e imágenes tremendas, pero también me pasó a los 30 y sé que me va a pasar a los 50 y me encanta que me pase porque es un momento que tiene que llegar. Tengo un par de amigos que me dicen: “No, a mí no me dio crisis” y les contesto: “Claro que sí te dio, lo que pasa es que no hiciste una pausa y dijiste a ver qué es lo que me está pasando. Al contrario, te compraste un Porsche, no te pusiste a pensar por qué te compraste ese Porsche, entre otras cosas. Ya veremos qué pasa cuando se les descomponga otra cosa y ahí sí me va a decir qué tanto le ayudó su coche” (Risas).

—Y a ti, ¿cómo te ayudó a superarla?

La actuación fue una muy buena terapia. Me ha pasado que durante mis crisis me acerco o me caen personajes que están pasando por lo mismo, en lugar de pagarle a un argentino para hacer que analice, pues lo hago a través del trabajo y a través de los personajes que terminan enseñando cosas o terminas sacando lo que tienes que sacar.

—Dicen que los hombres se vuelven más interesantes a los 40, ¿tú te sientes interesante?

Y las mujeres también. Digo cualquier ser humano que se toma el tiempo y de darle la importancia a cualquier crisis porque la crisis es crecimiento, si te quedas estancado, no te vas a volver más interesante.

—A tus 43 años, ¿cómo te defines?

Esta etapa no la cambiaría por nada. Yo siempre he querido ser más viejo, nunca he tenido problema con decir mi edad, ni con decir: “Ah, cómo extraño los 20”. Si tú me dices: “Te cambio los 43 por los 33” te contestaría: “De ninguna manera” y por los 23, pero ni de pendejo. Me da seguridad tener más años, me da seguridad tener más aprendizaje. Estoy en una etapa muy sabrosa, muy bien con mi familia. Tengo una hija hermosa, estoy muy bien con mis amigos, en el trabajo no tengo prisa de nada. Hago las cosas bajo mis reglas y eso es algo que estuve luchando durante los 20 y los 30.

LA INTERNACIONALIZACIÓN NO SE BUSCA, SE DA

—Jugando un poquito con el título de la obra ¿un hombre ajeno a qué eres?

Depende, es que va mutando. Por ejemplo, las cosas que para mí eran importantes a los 33 a los 35 ya no eran y a los 38 menos, y ahorita a los 43 ni siquiera las pienso. Ahorita más que nada estoy tratando de no ser ajeno a nada. Es extraño porque a partir de que me convertí en papá, hay cosas que me tocan ahorita y que antes no lo hacían, ni les ponía atención y se me ha quitado un poco lo frívolo. Y las cosas que me parecían importantes, ahora ya no tienen ningún tipo de importancia. Va cambiando todo.

—¿Cómo eres como papá? ¿divertido? ¿exigente?

Sí, soy un papá bastante divertido. De hecho parace que Iliana (Fox) ya tiene dos hijos (risas). Trato de ser lo más divertido. Soy un niñote básicamente por eso me dedico a esto. Actuar es tener como la licencia de ser un niño de siete años el resto de tu vida y que te paguen por eso, es maravilloso. Me la paso con mi hija súper bien, jugamos luchitas, salimos al parque, cocinamos, plantamos, nos vamos de viaje, la llevo al teatro, al cine. Ya le hice un espacio chiquito tipo cine en mi casa para que vea películas.

O sea que le gusta el arte, ¿te incomodaría si se dedicara a esto?

No, para nada. Por lo que he visto le encanta, de hecho es idéntica a mí cuando era niño. Le gusta ver mucho cine, le gusta ir al teatro, entonces por ahí puede haber algo, porque sí es muy gestual, y yo juego mucho con ella a roles. Ahorita ya pasa del llanto a la risa rápidamente y hay actores que todavía no pueden hacer eso.

—Chema, ¿qué películas estás por estrenar este año?

El Jesuita, espero que se estrene a mediados de este año y Las oscuras primaveras, de Ernesto Contreras. Lo ideal para mí sería trabajar dos veces al año una obra y una película, por lo pronto ya tengo una propuesta en cine, así es que sigo en pláticas con Olayo Rubio, entonces ahí veremos.

—¿Más proyección internacional?

Pues eso se da, no se busca. Se da con los proyectos que vas haciendo. Si a El Jesuita le va muy bien a nivel internacional, pues ahí podría llamarme alguien. Es un volado, pensarías que la película de Almodóvar (Amantes pasajeros) hubiera sido un trancazo y me hubiera lanzado al estrellato y no. Pero nunca sabes. No busco la internacionalización, se da sola.

hch

Te recomendamos

Comparte en Redes Sociales