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Pasos atrás

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

El año en que todo se detuvo. O al menos ésta es la idea con la que cerraremos este 2020. Y no porque a partir del próximo 1º de enero todo vaya a recuperar su camino, sino porque deseamos que este nuevo ciclo signifique esperanza y aliento. Sin embargo, en muchos rubros, el mundo no sólo se detuvo, sino que además, dio pasos atrás. Retomar la marcha será repetir en luchas aparentemente ya avanzadas. La violencia de género es una de ellas. En nuestro país, además debemos sumarle el elemento de Palacio Nacional, donde, a pesar de las diez mujeres asesinadas cada día y de los movimientos que estos crímenes han generado, arguyen que, con el confinamiento, las familias están mejor que nunca. 

En nuestro país, 7 de cada 10 mujeres han sufrido al menos un incidente de violencia, de cualquier tipo, en algún momento de su vida, lo registra la ONU. Previo a la pandemia, los datos no eran nada alentadores: más de 9 millones de mujeres de 12 años o más han sufrido ciberacoso. El año pasado, las mujeres fuimos las más atacadas en espacios digitales. Con la aparición del SARS-CoV-2, estas agresiones aumentaron.

Estamos hoy de nuevo en un lugar lejano a la discusión del acceso a nuestras libertades, como tendría que ser en la agenda de un gobierno de izquierda. Estamos planteando de nuevo soluciones que nos aseguren en los entornos más cotidianos. Lo hacen ahora mismo mujeres gracias al trabajo de ONU Mujeres México y el Centro Internacional de Computación de las Naciones Unidas. Hace unos días, organizaron un ideatón junto al programa Ciudades Seguras, para configurar soluciones tecnológicas que ayuden a reducir la violencia sexual contra mujeres y niñas: veredas y calles amigables con señalizaciones que respondan a la diversidad de género; mapeo de rutas seguras para traslados a casa, trabajo o escuela; la generación de redes vecinales que alerten situaciones de acoso y violencia sexual. Gran trabajo de las mujeres que no sueltan estas causas, pero, ¿dónde están las autoridades?

Otro de los factores que este ideatón subrayó es la importancia de integrar a mujeres en negocios masculinizados como gasolineras, zonas industriales, para ofrecer un ambiente de mayor cercanía y seguridad para mujeres y niñas, y aquí es donde aparece ese otro de esos frentes que dieron un paso atrás a partir de la emergencia sanitaria.

Una encuesta de más de 40 mil mujeres en EU, arrojó que al menos 10 mil de ellas han considerado reducir sus horas de trabajo remunerado o, de plano, dejarlos por completo, según datos de McKinsey Company. Un panorama aún más grave para las que son madres, que tienen tres veces más probabilidades de ser las responsables de las labores domésticas. Atender el hogar, los hijos y la carrera profesional al mismo tiempo y en el mismo espacio no da para un sano escenario. En México, según datos del Inegi, la fuerza laboral de las mujeres bajó de un nivel cercano al 45% a inicios de la emergencia sanitaria a casi 35% en mayo, el tercer mes de la pandemia. Y el asunto no sólo se trata de estos datos, sino de la representación perdida. Han sido años de lucha para que las mujeres ocupemos cada vez más puestos laborales y, en consecuencia, ingresemos a posiciones de liderazgo como signo de equidad, que el tener cada vez a menos mujeres como fuerza laboral, es un retroceso que puede permitirse el mundo. Éste será también un pendiente a resolver, una vez que ya no hablemos de pandemia.

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