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Pandora

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

La reciente confrontación entre el exministro presidente Arturo Zaldívar y la actual ministra presidenta Norma Piña ha abierto una caja de Pandora de implicaciones muy serias no sólo para el Estado de derecho y la división de Poderes en México, sino para el Estado mexicano en su conjunto. Este conflicto, exacerbado por la intervención de Morena en su búsqueda de posible prisión para Piña, no sólo señala una crisis en la judicatura, sino que también presagia un periodo de sobrecalentamiento político y electoral que podría tener consecuencias desastrosas para el país.

La intervención de un partido político en asuntos que deberían permanecer estrictamente en el ámbito judicial no es sólo una afrenta a la independencia de este Poder del Estado, sino también una peligrosa politización de la justicia y una judicialización total de la política. Este tipo de acciones amenaza con socavar la confianza pública en las instituciones judiciales, esenciales para la administración de justicia y para el mantenimiento de un Estado de derecho saludable. Y, sobre todo, amenaza con dinamitar la confianza ciudadana en el proceso electoral.

Además, este conflicto se intensifica con la decisión de Morena de presentar una denuncia penal contra Xóchitl Gálvez, la candidata opositora. Este acto no sólo agudiza la polarización política, sino que también desvía la atención de los problemas urgentes que enfrenta el país, como la inseguridad, la corrupción y la desigualdad económica. La estrategia de Morena podría interpretarse como un intento de utilizar el sistema judicial como herramienta de lucha política, algo que debilita aún más las bases de la democracia representativa.

Este tipo de confrontaciones entre figuras y poderes del Estado, y la utilización de las instituciones judiciales como arena de batalla política no augura nada positivo. En lugar de propiciar un ambiente de salubridad democrática, estas acciones fomentan un clima de confrontación extrema e inevitable desconfianza. Los ciudadanos mexicanos merecen un debate político que esté centrado en propuestas y soluciones a los problemas que enfrentan en su vida diaria, no en escándalos y disputas que parecen más enfocadas en exacerbar la polarización política y social que en mejorar las condiciones y horizontes de la población mexicana en su conjunto.

Es crucial que todos los actores políticos, incluyendo a Morena y a las autoridades judiciales, recuerden que su responsabilidad primera es hacia los ciudadanos y el mantenimiento de un sistema político estable y justo. Deben esforzarse por mantener la separación de Poderes y asegurar que las instituciones del Estado funcionen de manera independiente y sin interferencias políticas. La salud de la democracia mexicana depende de la capacidad de sus instituciones para operar dentro de los límites de sus responsabilidades constitucionales, asegurando que el Poder Judicial se mantenga como un verdadero y autónomo administrador de justicia. Si quieren reformarlo, que lo hagan por la vía institucional prevista, no haciéndolo estallar con una guerra que no deja bien parado (ni a salvo) absolutamente a nadie. 

Este momento requiere de liderazgos reales que prioricen el interés nacional sobre el partidismo y que busquen construir puentes en lugar de dinamitarlos. México enfrenta numerosos retos, y sólo a través de un enfoque colectivo, respetuoso hacia la gobernanza —uno que verdaderamente valore la justicia y la equidad— podrán ayudar a superarlos. La confrontación actual, lejos de ser una solución, es un síntoma de una política que necesita urgentemente volver a centrarse en los principios de democracia, el diálogo y, sobre todo, en el Estado de derecho.

Abrir esta caja de Pandora augura solamente que todos los males y los demonios nos acecharán a todos, incluidos a quienes decidieron abrirla.

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