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Niños perdidos

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

El caso del pequeño Dylan reveló no sólo una red de trata de niños y niñas que son comercializados dentro de nuestro país. Y no es que el tema sea nuevo, sino que, entre tantos pendientes, se ha quedado rezagado en la agenda de las autoridades.

Dylan tiene ya 25 días desaparecido. Las autoridades en Chiapas recibieron a la madre de Dylan; no hubo avances, pero al menos fue escuchada por quienes tendrían que haberle garantizado que su hijo no desaparecería, no sería una cifra más.

El caso de Dylan destapó el de otros 23 menores, varios bebés entre ellos, que fueron rescatados de una red de trata de personas en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, gracias al trabajo de autoridades estatales y locales en un operativo en el que se detuvo a tres mujeres. Si le ha pasado a Dylan, ¿le ha pasado a cuántos otros niños en el país que encuentran un destino incierto?

Y a veces, ese terrible destino no se halla precisamente fuera del ambiente familiar. En confinamiento, los casos de abuso sicológico, físico y sexual a menores de edad han ido al alza. La misma Organización de las Naciones Unidas (ONU) reporta que en el mes de mayo incrementaron las denuncias y en el mes de julio recibieron al menos dos llamadas por abuso sexual infantil.

México es el primer lugar en este tipo de agresión en menores de 14 años. Somos un país que permite esta violencia dentro del hogar, para empezar.

Somos ese país que no cuenta con protocolos claros sobre lo que tendrían que hacer los menores que son víctimas de algún abuso. No sólo es el tema sexual, es también el de la explotación, el de la venta de su inocencia. Y ésta no sólo se ofrece como una mercancía corpórea, también se vende como mano de obra para grupos criminales que reclutan a niños y a jóvenes a sus filas. Obligándolos a matar cuando lo que tendrían que hacer es jugar y descubrir el mundo.

En los últimos cuatros meses de confinamiento, el 46 por ciento de las niños y niños de las mujeres que solicitaron ayuda para salir de entornos de violencia fueron víctimas de agresiones. La mitad. Ésta representó un aumento de al menos el 80 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.

Imaginemos, ¿cuántos casos de agresión no hemos identificado? La cuenta es sumamente dolorosa porque nos dice que hemos abandonado a nuestros niños, por eso hoy tantas madres como Juanita Pérez que buscan a su pequeño, por eso otras tantas oran por quienes ya no están. ¿Qué hará este gobierno para protegerlos?

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ADDENDUM

El mensaje es muy claro: Respeto a la libertad de expresión y liderazgo de las mujeres en los medios de comunicación.

Mujeres periodistas, todas tan profesionales, reprobamos la campaña de desprestigio y los ataques en contra del semanario Zeta Tijuana.

Me sumo a la exigencia de respeto y solidaridad para su directora, Adela Navarro. Ni la fuerza de un gobernador puede contra la de un gremio que hoy, más que nunca, entiende la urgencia de hacerse respetar para abonar a la pluralidad. #AtacaAUnaAtacaATodas

 

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