Lo “normal”

Yuriria Sierra Nudo gordiano
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Irónicamente, la pregunta llegó de un medio oficial. La hizo Luis Méndez, de Notimex: “¿Qué está pasando en Guanajuato, Presidente?, porque la semana pasada nos decía que había un reforzamiento de seguridad, pero este fin de semana se registraron más de 40 asesinatos. ¿Cuál es la situación en Guanajuato, Presidente?”. Y la respuesta, tan aterradora como la situación que la genera. Cuarenta y ocho, ése fue el número que reportamos en Imagen Noticias como el saldo total de ejecuciones en un solo estado del país, el de esa región del bajío que ocupó al compañero reportero.

“Yo les comentaba que de los homicidios tenemos, en promedio, 15% en Guanajuato. Y sí, el fin de semana estuvo muy difícil en Guanajuato, llegó al 20% de los homicidios nacionales, sólo en Guanajuato. Y estamos trabajando para que se resuelva el problema de la inseguridad y de la violencia en Guanajuato. Eso nos está moviendo todo porque la mayoría del país estamos logrando disminución. Es increíble, pues sí, pero no tenemos homicidios en Durango, en Nayarit, en Sinaloa, incluso ha habido disminución de homicidios en Tamaulipas y en otros muchos estados; pero Guanajuato sí se nos está saliendo de lo normal que se venía presentando...”, contestó el presidente López Obrador.

“Lo normal...”. Cuarenta y ocho homicidios ya no es “normal”. No sabemos, no lo precisó, si 47, 46 o 40 asesinatos entran dentro del rango de normalización bajo el que se califica a las condiciones de violencia de un estado en el país. ¿Por un solo crimen no tendríamos que preocuparnos? ¿Cuánta violencia es normal? ¿Por cuántos muertos ya se nos permite levantar la voz?

“Lo normal...”. ¿Qué pensarán en Palacio Nacional de las 104 personas ejecutadas tan sólo el domingo? El día más violento del año, este 26 de enero, registró muertes con violencia en otros 17 estados, además de Guanajuato. En Chihuahua, 12; Puebla, ocho; Sinaloa (a pesar de lo dicho en la conferencia), siete; Veracruz, seis; Michoacán, cinco; Colima, Morelos y Oaxaca, cuatro, respectivamente; Chiapas, Estado de México, Tabasco y Tamaulipas, tres cada uno; Coahuila, Hidalgo y Zacatecas, dos por estado, y Yucatán y Tlaxcala, uno por entidad. Los de Guanajuato, 17 de los 48 se concentraron en Celaya, ocho en un mismo evento, incluido un menor de edad, el resto en Villagrán (9), Salamanca (8), León (5), Irapuato (4), Yuriria (2), San Francisco del Rincón (1), Valle Santiago (1) y Acámbaro (1).

Nada de esto es “normal”. Ninguno de estos números puede calificarse de esta forma. Las cifras, estas terribles cifras, corresponden a una tendencia que hemos visto por semanas. No nos vayamos tan lejos. En los primeros tres días del 2020, Guanajuato sumó 35 asesinatos. No, no es “normal”. En el primer fin de semana del año, la cifra fue de 44 homicidios en esta entidad. No, no es “normal”. Tan sólo entre el tres y cinco de enero pasados, el 49% de las ejecuciones se registró en cinco estados. No, no es “normal”.

Pero lo menos “normal” de todo es que se use este calificativo para medir los índices de violencia en el país. Menos aún que, al mismo tiempo, el Presidente reduzca a “conservadores” a quienes se atreven a señalar con la mera intención de tender un puente de colaboración. La estrategia de seguridad no está dando resultados, más allá de la “normalización” del crecimiento de la violencia que hemos visto durante estos meses. ¿Hasta cuándo hay que esperar para establecer una norma que de verdad nos otorgue una normalidad mucho más normal que la hemos estado viviendo durante años?

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