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La locura

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Las notas, todas, las dimos esta semana en Imagen Noticias. La sensación que provocan, la misma:

1.- Una mujer le prometió a su pequeña hija de tres años que regresaría por ella. La dejó en calles de la alcaldía Venustiano Carranza, en la CDMX. Elementos de la policía rescataron a la menor, nadie volvió por Esmeralda (así se llama la nena).

2.- Itan Alfonso tiene ocho años. Al igual que la menor del párrafo anterior, Itan fue abandonado, él por su padre y su madrastra. Ambos le dijeron que ya no lo querían. Ahora, junto a Esmeralda, espera a que un familiar lo reclame, que lo lleve a casa, que le dé un hogar.

¿En qué pensaban los padres de estos menores?

3.- Pese al incremento en casos de covid-19, aún hay personas que se resisten a seguir las medidas preventivas. Una mujer le escupió, literalmente, le escupió en la cara a un hombre que la increpó porque no portaba cubrebocas. Viajaban en el transporte público de Canadá. Injustificable la reacción de la pasajera, como la del agredido, quien la aventó apenas se abrieron las puertas del autobús. La mujer cayó sobre la banqueta.

4.- En un vuelo de Estados Unidos a Puerto Rico, un hombre y tres mujeres se rehúsan a utilizar cubrebocas. Ante los señalamientos del resto de los pasajeros de la aeronave, aquéllos responden con golpes. La policía tuvo que intervenir.

Ni los casi 46 millones de contagios en el mundo por covid-19 han provocado que algunos ciudadanos entiendan la importancia de las medidas de contención.

Y la siguiente, tal vez uno de los ejemplos que más cimbró en un contexto en el que el entendimiento y empatía tendrían que convertirse en elementos clave para la convivencia, hoy tan limitada:

5.- “Como seres humanos perdonamos, pero es necesario que se haga justicia legalmente, las autoridades deben aplicar la justicia para que no se vuelvan a repetir estos hechos lamentables, como son las masacres en masa por pobladores ante hechos en los que no hay pruebas en contra de algúno de los ilícitos que ellos refieren...”, lo expresa Cecilia, hermana de Edmunda Adela Martínez, una abogada de Veracruz que fue asesinada por una turba que la señaló de presuntamente intentar robarse a un menor. Tenía 43 años. Junto a Arturo, su acompañante, fue brutalmente golpeada sólo por un rumor. Nunca hubo pruebas. Esto ocurrió en Puebla. Los restos de Edmunda fueron llevados a la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, en Orizaba, de donde era originaria. “Nosotras pedimos justicia al gobierno de la ciudad de Puebla, al gobernador, para que este acto no quede impune y se castigue a los responsables, máximo que ya se tienen identificadas a las personas, como el mismo gobernador lo ha manifestado, ahorita estamos pasando por un momento muy difícil...”, exige su familia.

¿Qué nos está pasando? Y no es que antes de la pandemia el mundo viviera bajo un halo de paz y solidaridad, pero, ¿en verdad ni el contexto como en el que vivimos es capaz de abrirnos los ojos y humanizarnos? Si con esta pandemia no lo hacemos, ¿qué necesitamos para sacudirnos estos episodios que anuncian ya el arribo primero individual, pero luego colectivo, a los insondables territorios de la locura?

 

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