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La fe también se queda en casa

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

El número de la pandemia en México: 101 mil 926 fallecimientos y 1 millón 49 mil 358 contagios para la tarde de este lunes. Era sumamente irresponsable que, con estos registros, se impusieran usos y costumbres. Muy bien que la Basílica de Guadalupe cierre este 12 de diciembre. Decisión histórica, pocas celebraciones no oficiales se sienten como si lo fueran, hasta en la manera en que se anota en el calendario. Las tantas peregrinaciones, los casi ocho millones de visitantes que cada año llegan tan sólo en esos días a cantar las mañanitas a la Virgen, hoy, más que un acto de fe, son un factor de altísimo riesgo de propagación de la covid-19.

Ya los festejos en la Iglesia de San Hipólito, los de Halloween y de Día de Muertos dejaron una dolorosa resaca traducida en el aumento de contagios y hospitalizaciones. La capital del país es una de las seis entidades a punto de regresar a rojo en el semáforo epidemiológico. Ante la llegada de la época decembrina, así como a cada uno de nosotros nos obliga a una reflexión del momento en el que estamos y lo que podemos y debemos hacer para contribuir a que las consecuencias de la pandemia no se agudicen, también las autoridades deben bloquear cualquier posibilidad que alimente la velocidad de los contagios.

No es un tema fácil, hace unas semanas, católicos en Francia salieron a protestar por la prohibición de oficios religiosos. En localidades a las afueras de París, así como en Nantes, Estrasburgo y Burdeos, cientos de fieles mostraron su descontento ante la medida. Aunque las iglesias no están cerradas, para evitar aglomeraciones no pueden realizar ninguna ceremonia. Es prevención de parte de autoridades y necedad de parte de quienes no encuentran sentido a esta restricción.

Nadie debe cuestionar la fe, pero debemos obligarnos a ejercerla de manera en que no se ponga en riesgo a nadie. De manera histórica, el papa Francisco ofició las celebraciones de la Semana Santa a solas en el Vaticano. La imagen del pontífice caminando por la plaza de San Pedro será una de las postales que definan lo que vivimos este 2020. La actividad en la Santa Sede, poco a poco se ha reactivado, privilegiando siempre el bienestar común a la fe, más aún pensando en las diversas formas en que ésta puede demostrarse. Finalmente, todos quienes son guadalupanos, saben que a “La Morenita” le importa más que preservemos la salud de todos, porque quedarnos en casa no es sólo en nuestro beneficio, a que se lancen al Tepeyac, más incluso, cuando lo que anhelamos es regresar a nuestras actividades sin temor alguno. En casa, en familia, a todos, ella seguro los va a escuchar.

 

Muy bien que, tras una semana de información en dirección opuesta, tanto el Episcopado como la Arquidiócesis y el Gobierno de la Ciudad de México hayan resuelto que esta vez, como la pandemia lo exige, la fe se quede en casa, por el bien de todos. México sumó ayer 7 mil 438 nuevos contagios. Un día antes registró la segunda cifra más alta en lo que va de la emergencia sanitaria: 9 mil 187 casos. Es claro que aquí no hay rebrote, sino repunte. Ni la fe justifica ponernos en riesgo.

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