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¿Hacia dónde?

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Donald Trump insiste en rechazar el paquete de ayuda aprobado por el Congreso de EU como apoyo a la pandemia. Asegura que lo aprobado es “ridículamente bajo”. No quiere 600 dólares, él dice que deben ser 2 mil los que reciban los beneficiarios como apoyo por la emergencia sanitaria. Amenaza con no firmar ningún documento que ponga en marcha este programa. Argumenta que de su país sale mucho dinero, todo destinado a naciones necesitadas, en un abrazo nacionalista con el que alega que los estadunidenses merecen más de lo que el país hace en el exterior. Demagogia pura, porque mientras tanto está dispuesto a dejar sin un solo dólar a las personas que necesitan ayuda urgente por la crisis económica generada por la covid-19. Su voluntad o nada.

En Colombia, el presidente Iván Duque ya tiene un plan de vacunación, el tema es que excluye a los venezolanos con estatus migratorio irregular. Si con la crisis en Venezuela este país alegó medidas humanitarias y recibió a quienes huían del gobierno de Nicolás Maduro, ahora les dice a todos ellos que no tendrían acceso a una vacuna contra covid-19. Con esto no sólo pone en riesgo la vida de los venezolanos migrantes, también la de los ciudadanos de Colombia, porque no habrá una barrera médica para frenar los contagios. Primero los recibe, luego los excluye.

Ante la renuencia de algunos gobiernos de que la inmunización de covid-19 sea un bien público, la dark web ya hizo lo suyo. En el llamado internet profundo hay ofertas de hasta 750 dólares por cada dosis del fármaco que previene contagios de covid-19, según lo reveló Financial Times hace unos días. Se trata de los fármacos desarrollados Sinopharm y Sinovac, el diario refiere que incluso dan la posibilidad de hacer el pago en bitcoins. El acceso restringido que algunos gobiernos están haciendo de esta vacuna genera lo inevitable, un mercado negro.

Este año pareciera que nos ha enseñado tanto, pero también nos está revelando que hemos aprendido muy poco. Enormes demostraciones de generosidad, bondad y afecto, pero también enormes muestras de mezquindad.

“En este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales agravados por la pandemia del coronavirus, necesitamos más que nunca la fraternidad...”, dijo ayer el papa Francisco en su misa histórica ante una plaza de San Pedro vacía como nunca antes o como pocas veces, pues ya este año nos ha dado varias postales inéditas.

Políticos aprovechando la emergencia sanitaria para alimentar sus posibilidades electorales. Otros que buscan sacar beneficio económico a partir de la necesidad y la urgencia, han quedado demostrados a la par de quienes no han dudado un segundo en tender la mano para ayudar a personas ante condiciones que ni siquiera está a su alcance imaginar. De eso también se ha tratado el mundo este año, de esos polos que se evidencian y que nos obligan a tomar una dirección. Yo espero que tomemos la correcta. Tenemos mucho que reflexionar, hagámoslo.

                          

            

                Por lo pronto, este espacio descansa.
                Nos leemos el 5 de enero. Feliz año.

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