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Ellos con ellas

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

“El último castigo será mi expulsión de la selección nacional, pero es un pequeño precio a pagar por un solo mechón de pelo de las mujeres iraníes. Siento vergüenza por lo fácil que es matar al pueblo. Vivan las mujeres iraníes…”, fue el mensaje de Sardar Azmoun, estrella de la selección nacional de Irán, publicado en redes hace unos días.

El contexto, lo hemos contado aquí, las protestas por la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años, quien falleció luego de tres días en coma tras ser detenida por no portar correctamente el hiyab, uno de los velos obligados para las mujeres de aquel país.

El suceso ha desatado una ola de manifestaciones que ya tiene saldo rojo, 75 muertos hasta el lunes pasado, según la Organización de Derechos Humanos de Irán, pero también ha tejido redes de solidaridad, la mujeres iraníes han encontrado apoyo fuera de su país, mujeres en el mundo se han sumado a las movilizaciones, no sólo con concentraciones locales, también con la viralización de sus videos, en donde incluso cortan su cabello como un símbolo de la libertad que se busca para las mujeres de Irán.

Sin embargo, la protesta ha comenzado a escalar a nuevos territorios.

Ya no sólo se trata de la lucha de un solo género. No son mujeres contra el régimen, ahora son también mujeres y hombres de Irán contra Ali Jamenei, líder del gobierno y autoridad religiosa de Irán.

El mensaje al que hacemos referencia al inicio, fue compartido en las stories de Instagram del también jugador en la Bundesliga de Alemania, y a esta postura se unieron sus compañeros de una forma mucho más contundente y visible: abrazados en el campo, los once seleccionados entonaron el himno nacional de su país previo a su encuentro con Senegal, el martes pasado, lo hicieron portando una chamarra negra con la intención de no mostrar símbolo alguno de su país.

Azmoun también se ha sumado a la tendencia de una foto de perfil en redes en la que sólo se ve el color negro.

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La protesta desde las trincheras posibles. Y con Azmoun, otros futbolistas que se han expresado, en publicaciones escritas o en video, en contra de lo ocurrido con Amini, también por la reacción de las autoridades, pero además han revelado las amenazas que recibieron si hacían pública su postura.

Qué importante es que los hombres también entiendan la trascendencia de la causa feminista. Aliados, sí, pero también con posibilidades de aportar visibilidad, de estar dispuestos a engrosar las filas de quienes desean generar cambios que contribuyan a la apertura de puertas que permitan acceder a derechos, a vivir en condiciones de equidad.

Qué belleza la protesta de los jugadores iraníes, porque en medio de un ambiente primordialmente masculino, enviaron un mensaje potente sobre lo que sucede con las mujeres de Irán.

Nada sobra cuando la batalla es contra un pequeño grupo que toma decisiones y asume que son los únicos capaces de mantener el control.

En el caso de aquel país y sus mujeres, es una cuestión de libertad.

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