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El presidente de la Corte

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

En medio de la confrontación por la Ley de Remuneraciones, la Suprema Corte de Justicia tiene en la víspera otro tema que resolver: el nombre de quien llegue a la presidencia del máximo tribunal con el término de gestión de Luis María Aguilar Morales.

No es cosa fácil, aunque entre sus cuatro candidatos, sí hay quien cumple con los requisitos, y credenciales en mano, para ser garante de independencia, más ahora que la división de poderes es una de las banderas del nuevo gobierno; así como la urgencia de un verdadero Estado de derecho, otro de los objetivos del Poder Judicial.

Los candidatos son Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alberto Pérez Dayán y Arturo Zaldívar. Y es éste último quien sobresale. Con más de 35 años de ejercicio profesional, así como académico y docente. Su trabajo en la Corte no se limita a su arribo como ministro en 2009.

Tiempo atrás participó en la redacción del proyecto de Ley de Amparo. Tras su ratificación en el Senado, Arturo Zaldívar ha generado discusiones urgentes, incómodas, pero necesarias, que mucho han abogado para el
entendimiento de nuestras leyes, así como de la ejecución de éstas.

Por ejemplo, el proyecto que permitió la liberación de Florence Cassez obligó a reflexionar más allá de las responsabilidades de un delito, nos llevó a analizar la necesidad del rigor en el armado de los expedientes que —eterno lastre mexicano— desde su origen han permitido la evasión de la justicia. Zaldívar, haciendo uso de la autonomía del poder que representa, nos puso en ese debate, que pocos, muy pocos, se han atrevido a sabiendas del ruido que se genera.

Lo mismo provocó con su proyecto sobra la investigación en el caso del incendio del la guardería ABC. Puso la discusión sin importar los costos. Hace tres años, de igual forma, propuso la acción de inconstitucionalidad de los artículos 332 y 334 del Código Penal Federal, en los que se criminaliza a la mujer cuando ésta decide sobre su cuerpo.

Zaldívar es, sin duda, una figura progresista necesaria en el Poder Judicial, el último eslabón de la cadena de impartición de justicia en nuestro país. A diferencia de otros de los candidatos, como Jorge Pardo Rebolledo, Zaldívar se ha mostrado a favor del consumo lúdico de la mariguana, pues entiende las deficiencias de las leyes punitivas y de las violaciones que éstas provocan en el desarrollo de la personalidad cuando se es mayor de edad.

“El principio básico de la división de poderes, referido a la distribución del poder entre las ramas ejecutiva, legislativa y judicial como forma de limitar su ejercicio, es una condición esencial para la existencia de un Estado constitucional y democrático de derecho.

“Una de las expresiones fundamentales de este principio es la independencia judicial, conformada por una serie de garantías cuyo propósito es el de mantener los equilibrios necesarios para que los jueces cumplan con su función de proteger las libertades y los derechos humanos de las personas...”, se lee en el proyecto de trabajo que el ministro presentó con su candidatura.

Y justo su trayectoria es prueba de que lo escrito anteriormente es la línea de trabajo con la que podría presidir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Será hasta el próximo 2 de enero, cuando en una sesión presidida por la ministra Margarita Luna Ramos se realice la votación para designar al sucesor de Luis María Aguilar Morales.

Es urgente que la Corte tenga a la cabeza a quien con su reputación y trayectoria garantice independencia en el Poder Judicial.

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