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Cueste lo que cueste

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Doscientos 45 mil 251 contagios y 29 mil 843 muertos, según el reporte de este viernes dado por las autoridades de Salud del país. De acuerdo con el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de EU, a este paso México contará 51 mil fallecimientos por la covid-19 en agosto.

Hugo López-Gatell expresó esta semana que la pandemia podría extenderse hasta tres años. Mientras no haya vacuna, nada la va a parar. Y el peligro ya no es sólo la enfermedad: es que el gobierno de México ni siquiera busca contenerla.

La hidroxicloroquina, ivermectina y azitromicina fueron los fármacos que recetó el médico por mi contagio de SARS CoV-2. El primer fármaco tiene un costo aproximado de 800 pesos por una caja de 20 tabletas de 200mg; el segundo, está en 300 pesos la caja de cuatro tabletas de 6mg; y el último en el mismo precio por una caja de tres tabletas de 500mg.

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Lo escribí hace unos días: la atención médica debe ser accesible para todos, estar en las posibilidades de cualquier familia. Ésa es la labor del Estado, ésa tendría que ser la encomienda del Presidente que, afirma, llegó para ver los intereses de quienes no han sido escuchados y acabar con la brecha de la desigualdad. La pandemia llegó y desbarató ese montaje.

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Las pruebas para diagnosticar la covid-19 no son baratas, las curvas de contagios y muertos aumentan a una velocidad que no permite sugerir siquiera que éstas se aplanan, aun así, las autoridades en la Secretaría de Salud no han hecho el mínimo esfuerzo por expandir el espectro de diagnóstico: no más pruebas.

Somos el país que menos pruebas hace, a pesar de que también somos el que registra la tasa más alta de positivos en las que sí se hacen. A esto agregamos el tratamiento. Fármacos que no son baratos, pero que tampoco están en la lista de prioridades del sector Salud.

Sucede como con los medicamentos para los niños con cáncer o las personas portadoras de VIH: no hay medicinas, porque su precio provoca desabasto. El gobierno prefiere poner en riesgo la vida de millones de mexicanos, pero no detiene el avance de obras a todas luces caprichosas.

El Estado tiene la obligación de pagar por los medicamentos, cueste lo que cueste. Ese es el eje principal cuando hablamos de acceso universal a servicios de salud; ese tendría que ser el eje a partir del cual se construyen políticas de verdadero bienestar.

El remdesivir ya fue aprobado en la Unión Europea, pero EU se madrugó al planeta entero y apartó casi la producción total de los próximos tres meses.

¿Qué hará México conociendo la efectividad de este fármaco para tratar a pacientes graves de la covid-19 y sabiendo que el costo del tratamiento mensual con este fármaco oscila los 54 mil pesos?

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Gabriela León es una ingeniera bioquímica por la UAM, una científica de excelencia. Desarrolló un suplemento alimenticio con nanotecnología mexicana. Las gotas ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, potencializa hasta siete veces las propiedades de lo que ingerimos. Fue un trabajo de 10 años. También fueron parte del tratamiento que seguí tras mi contagio. Las Gasdem B alcanzaron mayor reflector, porque la secretaria de Gobernación afirmó que las utiliza como prevención ante el coronavirus. Cualquier gobierno que mire al futuro, que le apueste a la ciencia y al talento nacional, ya estaría invirtiendo para que un producto tan eficaz como éste llegue a la mayor cantidad de personas.

Si no hay vacuna, al menos que haya vías para la prevención y medicamentos suficientes para quienes han enfermado, cueste lo que cueste. Es la obligación absoluta del Estado.

 

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