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Coatzacoalcos

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Sucedió lo indeseable, lo abominable. Las víctimas, ciudadanos de a pie. Hechos que ocurrían en otras regiones, acontecimientos cuyo registro motiva la petición de formar un cuerpo de inteligencia que investigue y dé con los responsables de la violencia que hoy viven los miles de habitantes de Coatzacoalcos, Veracruz, y que no son, tristemente, excepción.

Es la espiral de violencia que, lejos de detenerse con el cambio de administraciones locales y estatales, ha incrementado su alcance: “Empezó en 2014 con la muerte Karime, una niña de cuatro años que fue secuestrada y asesinada. Ahí empezó la ciudadanía a alzar la voz, porque cada vez se ha recrudecido más. Imagínate que en el 2015 eran 48 asesinatos, ahorita estamos en 160 al año. En el 2018, 160 asesinatos, es el triple...”, afirma Alejandra Hakim, residente de Coatzacoalcos desde hace varios años, en entrevista en Imagen Noticias. La suya, una de miles de voces que se han levantado a últimas fechas, más aun desde lo sucedido con la empresaria Susana Carrera, cuyo cuerpo fue encontrado hace justo una semana, luego de ser secuestrada. Hoy, sabemos, su muerte no fue a causa de la negativa del pago del rescate, el Cártel Jalisco Nueva Generación colocó una manta frente al edificio de la policía local en el que se atribuye este crimen, como un ajuste de cuentas contra el esposo de la víctima, por supuestamente apoyar a Los Zetas. Susana fue despojada de su vida, con toda la saña posible, en la colonia Benito Juárez. Un crimen de tantos. Un secuestro de tantos. Uno de los 51 que han ocurrido en Veracruz en lo que va de 2019. Según cifras de Alto al Secuestro, esta entidad ocupa el primer lugar en este delito. Sin embargo, el aumento en la incidencia de secuestros es una constante desde hace varios años. Entre 2017 y 2018 aumentó 30 por ciento. Y decimos que Coatzacoalcos no es la excepción porque, según esta organización, tan sólo cinco entidades: Veracruz, Estado de México, CDMX, Tamaulipas y Puebla concentran el 63% del total de secuestros que ocurren en el país; cinco por día desde el inicio del sexenio. En comparación con diciembre de 2018, enero nos dejó un incremento del 49.6% en casos de secuestro; 51.6% más víctimas y apenas un 27.4% más en el número de detenciones.

Y, por supuesto, con la inseguridad y la violencia llegan los efectos colaterales: “Se está vaciando esta ciudad, lo vemos todos los días: casas en renta, casas en venta, negocios cerrados por el famoso derecho de piso, y con esto que pasó con la muerte de esta señora, sé yo de por lo menos cinco familias que ya mudaron su residencia de Coatza, tristeza para Coatzacoalcos, eso hace que Coatza, económicamente y socialmente, esté perdido en este momento...”, afirma Raúl Ojeda, otro residente de este municipio, a Tamara Corro, corresponsal de Imagen Noticias. Y el cierre de negocios es el primer efecto, detrás de él sigue la cadena de consecuencias producto de un entorno vulnerado: “Muchos socios, por la cuestión de inseguridad, se han ido de Coatzacoalcos y de los municipios y de los ejidos aledaños por lo mismo, entonces sus ranchos se encuentran desolados, nada más los tienen cuidando mayorales y ya no están productivos...”, asegura Carlos Cedano, presidente de la Asociación Ganadera Local de Coatzacoalcos.

Y lo que ocurre en este municipio es sólo una muestra de lo que se vive en todo el estado, en el país. Las cifras son todas de enero a noviembre de 2018, tan sólo de Veracruz, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública: dos mil 141 homicidios, 85 feminicidios, 139 secuestros, mil 431 delitos contra la libertad y seguridad sexual, 20 mil 197 robos, 501 casos de extorsión, dos mil 744 denuncias por amenazas.

El fin de semana, miles de habitantes de Coatzacoalcos salieron a las calles, otra vez, a pedir, ya no digamos acciones, un oído de las autoridades donde comience el replanteamiento de la seguridad de su localidad. Las autoridades municipales escucharon, pero es evidente que su alcance es rebasado por el de los grupos criminales. Repetimos, tristemente, que lo que ocurre en Coatzacoalcos es espejo de tantas otras regiones del país.

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