Raras e insólitas

El mercado editorial en español sumó este año dos libros que se hermanan en un propósito esencial: el de congregar a diversas creadoras de distintas épocas y latitudes con el fin de mostrar la relevancia de su obra artística e, incluso, su peso histórico, hurgando en sus pasiones, intereses, inquietudes, experimentaciones y perspectivas de la realidad que les tocó vivir y asumir.

El primero pertenece al catálogo del sello Turner y se titula Raras. Ensayos sobre el amor, lo femenino, la voluntad creadora, de la escritora mexicana Brenda Ríos, quien aborda los procesos creativos de 25 mujeres que se han convertido no sólo en un emblema cultural, sino, incluso, en un paradigma social en sus países, generaciones y profesiones.

En el radar de Ríos aparecen Jean Rhys, Fátima Vélez, Assionara Souza, María Moreno, Becky G, Hannah Gadsby, Andrea Arnold, Sharon Olds, Berta García Faet, Chantal Maillard, Kerstin Thorvall, Amy Winehouse y Lucia Berlin. Asimismo, explora en la obra de Xel-Ha López, Verónica Bujeiro, Gloria Gervitz, Inés Arredondo, Dolores Castro, Elena Garro, Anne Sexton, Carson McCullers, Anaïs Nin, Emily Dickinson, María Zambrano y Clarice Lispector.

Poetas, prosistas, filósofas, compositoras, cantantes, cineastas y activistas de diferentes nacionalidades que conforman una selección de mujeres sobresalientes que a Ríos le parecen fundamentales “para entender nuestro tiempo y, con ello, entendernos a nosotros mismos”.

El otro libro, publicado por Páginas de Espuma, es Insólitas. Narradoras de lo fantástico en Latinoamérica y España. Aquí, Teresa López-Pellisa y Ricard Ruiz Garzón compilan 28 relatos de escritoras hispanohablantes —también de distintas generaciones— cuya obra aspira, siempre con éxito, a relatar lo sobrenatural, lo extraordinario, “como una forma de protesta ante el mundo racional”, como le dijo López-Pellisa a mi compañero Juan Carlos Talavera en entrevista publicada en estas páginas el martes pasado.

En este título se congregan los textos de las autoras españolas Patricia Esteban Erlés, Cristina Fernández Cubas, Laura Fernández, Pilar Pedraza, Elia Barceló, Cristina Jurado, Sofía Rhei, Lola Robles, Susana Vallejo y Laura Gallego. Las argentinas Mariana Enríquez, Ana María Shua, Luisa Valenzuela, Laura Ponce y Angélica Gorodischer. Las cubanas Daína Chaviano y Anabel Enríquez. También Laura Rodríguez Leiva (Colombia), Solange Rodríguez Pappe (Ecuador), Alicia Fenieux Campos (Chile), Liliana Colanzi (Bolivia), Anacristina Rossi (Costa Rica), Jacinta Escudos (El Salvador), Tanya Tynjälä (Perú) y Cristina Peri Rossi (Uruguay). Y las mexicanas Cecilia Eudave, Raquel Castro y, de manera destacada, la fabulosa Amparo Dávila. Todas ellas en activo y propietarias de una obra que “no debe ser vista como una especie de literatura evasiva o escapista, porque en el fondo son críticas de nuestro presente”.

Pues bien, ahora que el jueves pasado se asignó en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura (de manera excepcional, pues fue una entrega doble: el correspondiente a 2018 y 2019), estos dos títulos se vinculan de manera singular con 15 mujeres que se han alzado con el galardón literario más importante del planeta (que, por cierto, no puede presumir equidad de género, pues en contrapunto hay más de cien varones premiados desde 1901). Ellas son Selma Lagerlof (Suecia), Grazia Deledda (Italia), Sigrid Undset (Noruega), Pearl S. Buck (EU), Gabriela Mistral (Chile), Nelly Sachs (Alemania), Nadine Gordimer (Sudáfrica) y Toni Morrison (EU). Asimismo,Wislawa Szymborska (Polonia), Elfriede Jelinek (Austria), Doris Lessing (Reino Unido), Herta Müller (Rumania-Alemania), Alice Munro (Canadá), Svetlana Alexiévich (Bielorrusia) y Olga Tokarczuk (Polonia). Todas ellas también raras e insólitas, sobre por su gran calidad literaria.

Sí, esta columna está llena de nombres de creadoras contemporáneas, 68 en total, lo que establece 68 posibilidades de goce estético, de diálogo lúcido y lúdico con el mundo; 68 maneras de recrear y cuestionar el mundo, pero, sobre todo, de crear una épica intelectual de nuestro tiempo. Apreciable lector, elija una conversación, varias, todas. Yo, si es que no la ha hecho ya, le sugiero que comience con la delicada y letal descarga eléctrica de la poesía de Szymborska o con la enigmática y poderosa introspección de la prosa de Lispector.