Logo de Excélsior                                                        

¿Cómo puede dormir tranquilo?

Víctor Beltri

Víctor Beltri

Nadando entre tiburones

“Tenemos la confianza de que el país está preparado”, afirmaba ante las cámaras —en enero de 2020— el subsecretario de Salud. “Hemos estado haciendo a lo largo del 2019, precisamente, ajustes en los protocolos de preparación y respuesta, para las emergencias en salud, y hoy las estamos poniendo en práctica”.

Un año después, los resultados están a la vista. La pandemia ha hecho evidente que nadie, ninguna nación —o individuo— es capaz de enfrentar, por sí misma, los retos de la civilización actual: el mundo está demasiado interconectado y, lo que en un principio puede parecer un evento fortuito, eventualmente puede evolucionar y convertirse en una emergencia global. Como una sopa de murciélago.

El país no estuvo preparado, ni lo está —en el momento actual— para enfrentar la mayor contingencia sanitaria de la historia contemporánea. Tuvimos la información a tiempo, y pudimos haber implementado las medidas necesarias para reducir los contagios, pero la pandemia ha sido manejada —desde un inicio— para obtener réditos políticos, antes que para salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

Quien tendría que haber marcado límites, permitió la reanudación de las giras presidenciales; quien tendría que haber atendido sus propias palabras, no se quedó en casa y se fue de vacaciones a la playa. Quien tendría que haber asesorado al Presidente, lo persuadió en adoptar una política equivocada, que no sólo ha costado decenas y decenas de miles de muertos, sino que nos ha aislado del resto del mundo; quien tendría que haber cuidado al primer mandatario, como el supuesto mayor experto en la crisis que estamos atravesando, hoy enfrenta la posibilidad de que sus recomendaciones equivocadas pongan en riesgo —aún más— la viabilidad de un proyecto político basado en una sola persona. En un caudillo.

“La fuerza del Presidente es moral, no de contagio”, declararía. “Hemos llegado al pico”, “la curva se está aplanando”, “nadie se ha quedado sin una cama”, continuaría. “La pandemia está domada”, “vemos la luz al final del túnel”, añadiría su jefe: “El doctor ha sido invitado a dar su opinión ante la OMS”, “somos el primer lugar de América Latina”, “hemos vacunado más que nadie”.

Ni fuerza moral, ni pico, ni —mucho menos— curva aplanada. Ni pandemia domada, ni lucecitas al final del túnel, ni la opinión de un farsante siendo reconocida por los verdaderos expertos a nivel mundial. Ni el primer lugar en la región, ni más vacunas que nadie, ni más esfuerzo que el necesario para dorarle la píldora al mandatario en funciones, y hacerle pensar que cuenta con el capital político suficiente para la siguiente contienda electoral. Sin importar los fallecimientos, sin importar el desplome de la economía y las fuentes de empleo perdidas; sin importar que el país se enfrente consigo mismo, siempre y cuando la división represente un rédito en las urnas: sin importar que la visión de corto plazo impida construir un país viable. Sin importar, nada más, que quedar bien con los designios del propio Presidente.

Un Presidente que desde un principio negó la importancia de la pandemia, alentado por su gran experto, y siguió fomentando las prácticas que desde entonces eran consideradas como poco seguras; un Presidente que siguió viajando, besando niñas y recomendando garnachas. Un Presidente que, hace apenas unas horas, se ha declarado contagiado de la pandemia que asuela a la humanidad entera.

El Presidente está enfermo, como millones de mexicanos lo han estado, y las comorbilidades que padece lo ponen en un riesgo aún mayor. El proyecto de nación —en el que millones de personas creyeron— se tambalea, por la soberbia —y el poco carácter— de un funcionario menor, que no fue capaz de entender, ni lo que pasaba en el mundo, ni las repercusiones que sus consejos podrían tener. Un subsecretario que carga, sobre sus hombros, con el fracaso de una administración entera. ¿Cómo puede dormir tranquilo?

Comparte en Redes Sociales