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¿#ConLaTragediaNo?

Vianey Esquinca

Vianey Esquinca

La inmaculada percepción

En la política mexicana, el uso de la tragedia para golpear a un opositor o a un detractor es un deporte nacional con representantes de alto rendimiento en todos los partidos políticos. Esta actividad de manejar profesionalmente los desastres en contra de un enemigo suele ser más cómoda desde la oposición.

Cuando no se está en el poder se puede culpar al gobierno en turno, acusarlo de ser cómplice o de exigir renuncias de funcionarios. Uno de los casos más emblemáticos fue precisamente el de los 43 jóvenes de Ayotzinapa. En tan sólo unos días, se fue capaz de utilizar esa tragedia para culpar al gobierno de Enrique Peña Nieto. #FueElEstado o #CuántosMásPeña se convirtieron en mantras que persiguieron al gobierno peñista hasta el fin de sus días.

Lograr generar un ambiente de linchamiento mediático y digital suele ser muy rentable para alguna parte interesada. Se requiere, además, un talento especial para disfrazar una estrategia de golpeteo con un supuesto interés legítimo de pedir justicia.

Todo esto lo saben los creadores del hashtag ConLaTragediaNo. Los mismos que en otros sexenios aprovecharon la más mínima debilidad de los gobiernos para culparlos de cuanta desgracia surgía, hoy, necesitan un antídoto.

La primera vez que tuvo su aparición este bonito hashtag fue en diciembre, después del accidente que le costó la vida a la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, y a su esposo, el senador Rafael Moreno Valle. Los morenistas sabían perfectamente que después de los desplantes que el presidente López Obrador les hizo a los poblanos, sus enemigos políticos buscarían aprovecharse para sembrar la duda y tratar de responsabilizar al mandatario del accidente.

Había que hacer algo y así apareció un #ConLaTragediaNo. La misma frase que hoy regresa después de la explosión de Tlahuelilpan, en Hidalgo, en el marco de la lucha emprendida por el Ejecutivo contra el huachicol.

#ConLaTragediaNo pretende ser una especie de vacuna para convertir en políticamente incorrecto cualquier cuestionamiento que se haga a la actuación de las autoridades. “Entendemos que el Ejército no haya querido enfrentarse a la gente de Tlahuelilpan, que tenían desventaja numérica, pero no había otra manera de actuar que, sólo quedándoseles viendo ante el inminente peligro” Respuesta: #ConLaTragediaNo en este momento debemos ser solidarios con las víctimas, en lugar de buscar culpables veamos hacia adelante.

“¿De plano no había manera de prevenir la desgracia?”. Respuesta: #ConLaTragediaNo por favor, no es posible que se quiera culpar al Presidente de esta desgracia, eso es caer muy bajo. Y de la mano de #ConLaTragediaNo surgen hashtags a favor o en contra del gobierno en turno para formar o matizar la percepción de la gente.

Por supuesto, esta guerra digital viene acompañada de declaraciones de políticos pidiendo que no se lucre políticamente con la tragedia, a pesar de que ellos —o cualquier otro— lo hizo en el pasado y está a la caza de situaciones a la que le puedan sacar raja.

Los políticos no usan las fatalidades a menos que sea para atacar al contrincante, entonces utilizar un siniestro se convierte, prácticamente, en una obligación para pedir justicia, investigaciones exhaustivas, sembrar la duda y la sospecha y acusar de corrupción. El uso de la tragedia seguirá siendo un deporte nacional y seguramente a lo largo de los próximos años se verá mucho más el #ConLaTragediaNo y todos sus derivados.

 

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