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La UNAM y la violencia de género

Ruth Zavaleta Salgado

Ruth Zavaleta Salgado

Zurda

Los datos que ha dado a conocer la abogada general de la UNAM, Mónica González Contró, de que se han presentado mil 195 quejas de violencia de género en el periodo 2016 a 2019 (denunciados: 188 académicos, 124 alumnos, 107 trabajadores) evidencian que la violencia contra las mujeres que prevalece y crece en la República, también se manifiesta de forma contundente dentro de las propias aulas de las universidades. En ese contexto, resulta legítima la demanda de la comunidad estudiantil de que haya acciones más contundentes para combatir la violencia de género, pero también es cierto que en esta coyuntura otro tipo de intereses ajenos a la comunidad universitaria se han aprovechado de este problema. ¿De qué otra forma se puede pensar, si en cada manifestación hay personas que se presentan encapuchadas y vandalizan las instalaciones universitarias tratando de provocar una reacción violenta en su contra? Aun cuando no permiten que las cámaras de los medios de comunicación los filmen, las imágenes de la destrucción quedan a la vista después de su paso.

Por otra parte, mediante comunicados en las redes sociales se quiere hacer creer que no se ha atendido el problema, pero cabe mencionar que los datos de denuncias que se tienen desde el 2016 son precisamente como resultado del nuevo protocolo que se ha implementado y en el que se ha motivado a las víctimas para denunciar el acoso o el hostigamiento sexual. Desde que se empezó a visibilizar el conflicto en algunas escuelas, se han realizado diversas acciones para enfrentar la problemática, quizás no han sido suficientes, pero tampoco ha habido indolencia ni de la rectoría ni de la gran mayoría de directivos, que tienen la responsabilidad de atender a la comunidad universitaria. La propia abogada general ha dicho que el 87% de esas demandas ha sido resuelta y, en esta misma semana, el rector Enrique Graue anunció otras acciones que se suman a las que ya se realizan, por ejemplo, se creará un organismo autónomo de la rectoría para hacer más expeditos los procesos de denuncia, resolución y acompañamiento de las víctimas; se ampliará el tribunal universitario con perspectiva de género, se incorporarán asignaturas con perspectiva de género y se fortalecerá la defensoría de los derechos universitarios. Es de reconocerse que la propuesta de la creación de un organismo autónomo fue expuesto por un grupo de académicas de la Facultad de Ciencias Políticas, lo cual resulta muy relevante toda vez que deben crearse mecanismos transparentes para procesar, conforme a derecho, todos los casos denunciados.

Otra facultad que está trabajando en ello es la de Derecho, que encabeza el doctor Raúl Contreras, desde el 2016 se instaló la Comisión de Igualdad de Género que analiza las acciones a realizar para combatir la violencia de género, entre ellas se implementó una campaña de la no violencia y la igualdad mediante spots que filmaron las académicas de la Facultad, en ese mismo año se implementó la especialidad de Género y Derecho; en el semestre pasado se implementaron nuevas materias como la de Ser universitario y Cultura de la legalidad, que contempla un módulo sobre igualdad de género y ética. Respecto a las materias que ya se impartían en la licenciatura, muchos de los programas fueron modificados para incluir una enseñanza con perspectiva de género y de igualdad entre mujeres y hombres, que incluye la no discriminación y la no violencia contra las mujeres (por ejemplo, la de Sociología jurídica). Sumado a ello, desde enero, hay un grupo de abogadas y sicólogas en el bufete jurídico de la Facultad para presentar denuncias si así lo requiere el alumnado.

No es menor el reto que enfrenta la comunidad universitaria porque la violencia de género se ha vuelto una pandemia mundial y, en México,  la violencia feminicida ha crecido año tras año culminando en el 2019 con cerca de 900 mujeres asesinadas, pero vale la pena hacer el esfuerzo y convertir a la UNAM en un laboratorio en donde se erradique la violencia contra las mujeres y se siembre la semilla de una sociedad igualitaria, incluyente y con una nueva cultura de la no discriminación. Como es un trabajo que implica cambiar patrones y conductas de una cultura machista y crear un nuevo modelo de sociedad, es de entenderse que no podrá producirse de la noche a la mañana.

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