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INE, partidos políticos y mujeres

Ruth Zavaleta Salgado

Ruth Zavaleta Salgado

Zurda

Hoy, más que nunca, se debe reconocer la importancia de los partidos políticos como actores fundamentales de la división y equilibrio de poder. Incluso, ha llamado poderosamente la atención, la conformación de dos partidos encabezados por mujeres: el que convocará Margarita Zavala y el de la maestra Elba Esther Gordillo. Desde que surgieron los primeros partidos políticos a la fecha, menos de una docena de mujeres ha tenido la oportunidad de presidir alguno: Rosa María Martínez Denegri (PARM, 1993-1996); Amalia García (PRD, 1999-2002); Rosario Robles (PRD, 2002-2003); Cecilia Romero (PAN, de marzo a 19 de mayo del 2014); María de los Ángeles Moreno (PRI, 1994-1995); Beatriz Paredes (PRI, 2007-2011);  Cristina Díaz (PRI,  2012), Alejandra Barrales (PRD, 2017-2018) y Claudia Ruiz Massieu (2018 a la fecha).

De entre 17 instituciones, según las encuestas realizadas por Roy Campos, desde el 2004, los partidos políticos son los de menor confianza para los ciudadanos. A pesar de ello, pasaron de 4.4% a 5.1% de confianza ciudadana del 2017 al 2018. Es decir, aun cuando siguen reprobados, han tenido una mejoría después de la elección. La primera ley electoral que reglamentó la conformación de los partidos políticos fue la de 1911, en aquellos tiempos sólo se requerían las firmas de 100 ciudadanos. De esta forma, aparecían y desaparecían partidos políticos según la coyuntura electoral. Algunos de los partidos de oposición lograron gubernaturas como las de Yucatán con Felipe Carrillo Puerto, gracias a ello, las mujeres tuvieron oportunidad de participar en algunas elecciones locales. Ahora, los tiempos cambiaron, la alternancia del Poder Ejecutivo, tanto local como federal, nos ha permitido experimentar que, los partidos opositores ganen la Presidencia de la República o las gubernaturas de forma natural. Incluso, como en el caso de Morena, que un partido recién fundado logre la fuerza política que tiene después del 1º de julio del 2018.  Sin embargo, dadas las condiciones que hemos vivido, es importante rescatar el papel de los partidos cuando son oposición, por ejemplo, lo que sucedió en el Senado de la República respecto a la reforma de la Guardia Nacional, en donde el PRI, Movimiento Ciudadano y PAN exigieron y lograron mayor tiempo para debatir y decidir sobre algo tan relevante, como es la política de seguridad de la nación.

Lamentablemente, los partidos no siempre actúan como una minoría opositora responsable, tal es el caso de lo que sucedió en la Cámara de Diputados con la aprobación del presupuesto para el INE. Es preocupante que la institución garante de la legitimidad electoral se encuentre limitada al grado de lo que ha dicho su titular, el presidente Lorenzo Córdova Vianello, quien ha explicado los alcances del impacto del recorte presupuestal, no sólo para cumplir con sus funciones ordinarias, sino contra la autonomía e independencia del órgano. Es preocupante que el INE pueda tener problemas para enfrentar los procesos electorales que están en puerta, pero también causa extrañeza que, siendo un actor coadyuvante del proceso de consolidación democrática, sus reclamos no sean escuchados por parte de los legisladores. El INE, que antes era IFE, es una institución garante de los derechos político-electorales de los ciudadanos, al igual que el Tribunal de Justicia Electoral, debe conservar la esencia de su origen: garantizar la legalidad y legitimidad de los procesos electorales. Por cierto, la misma encuesta citada arriba, habla de que esta institución contaba con 5.7% de confianza en el 2017 y pasó a un 6.5% en 2018.

A esta mala noticia, se suma la sorpresiva y frustrante renuncia de la magistrada Janine Otálora a la Presidencia del Tribunal de Justicia Electoral. Por decir lo menos, quienes conocemos su trayectoria y hemos seguido su trabajo, nos produce inquietud su renuncia. Sin lugar a dudas, el hecho de no tener una defensora de los derechos políticos de las mujeres en un espacio tan protagónico es una pérdida notoria para la lucha de la igualdad política. No dudamos que el actual presidente, siga haciendo labor en pro de la no discriminación política, pero, la visibilidad de las mujeres en los espacios más importantes de poder de nuestro país impacta positivamente en la generación de una nueva cultura de la igualdad.

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