¿Y dónde está Alcocer?

Pero que al secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, y al coordinador de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, Gustavo Reyes Terán, se les haya visto igual de sorprendidos, como si no conocieran la realidad que viven los hospitales e institutos, eso sí que es delicado.

Porque tal parecería que Gustavo Reyes Terán, coordinador de los institutos, que desde octubre pasado está al frente de este cargo, a quien sus pares no bajan de “déspota”, aún no conoce los 26 institutos y hospitales que están bajo su mando, y que su comunicación con los directores generales es sólo vía correo electrónico y en el mejor de los casos por teléfono.

Sería bueno que Irma Eréndira saque de sus oficinas y siga llevando a Alcocer y a Reyes a los nuevos recorridos sorpresa. Y que de paso sume al titular del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), Juan Antonio Ferrer Aguilar, para que conozca la diferencia que hay entre estos grandes hospitales e institutos que son considerados la joya del sector salud, con las 80 clínicas del IMSS Bienestar, a donde ya lo llevó el Presidente.

Y no dejo de incluir a Jorge Alcocer, porque desde que se inició esta administración no se le ve operar ni aparecer en los temas clave del sector salud.

Desde el año pasado, el control de los problemas con los directores de los institutos y hospitales por la falta de presupuesto, de medicinas y de pago a médicos residentes lo asumió la exoficial mayor y ahora titular del SAT, Raquel Buenrostro.

Al mismo tiempo, la relación con la industria farmacéutica la tomó Alfonso Romo, jefe de Oficina de Presidencia, de manera directa o a través de su gente.

Y ahora el control de los problemas en los institutos lo asumió la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, mientras que los problemas de los papás de los niños con cáncer que no tienen medicinas lo está revisando la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Todo esto sin perder de vista que durante todo este tiempo la única figura visible y autorizada para hablar de todos los temas, aunque no sean de su área, es el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, a quien en todos lados le dan trato de secretario de Salud y casi futuro relevo.

Eso mientras que la subsecretaria de Integración y Desarrollo del sector salud, Assa Cristina Laurell, quien fue secretaria de Salud cuando López Obrador fue jefe del Gobierno capitalino, permanece prácticamente borrada del mapa público y no se sabe qué es lo que está haciendo, al igual que otros integrantes de su equipo de trabajo.

Pese a todo esto nadie ve al Presidente moviendo de su puesto a Jorge Alcocer con quien tiene una cercanía desde hace muchos años como médico de su familia.

La buena nueva es que el sector farmacéutico ve con buenos ojos que a instancias de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se hayan sentado a negociar la compra de medicinas que faltan. La mala es que consideran que el gobierno federal optó por reuniones en lo oscurito, en lo individual, con cada laboratorio para fijar los precios. Y eso deja mucha discrecionalidad. Y dudas sobre la forma en que el gobierno se decida a quien comprarle los medicamentos.