‘Taiheiki. La gran pacificación’

Ricardo Peralta Saucedo México correcto, no corrupto
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                          “Se dice que quien entra a un bosque
                de sándalos, sale del bosque con el aroma
                de este árbol pegado a la ropa” (es decir,
                la mujer que se casa con un samurái
                acaba impregnándose, quiera o no,
                de los valores marciales de su esposo).

 

La disciplina como parte de la cultura japonesa está ligada a su historia. La imagen del emperador ha trascendido generación tras generación, la enorme mayoría de la población le venera como parte de sus valores ejemplares de nación.

 

La alta moral de los gobernantes japoneses también radica en el perfeccionamiento de las conductas, no en el enaltecimiento patrimonial.

El título de esta columna se dedica a la distinguida obra del escritor Carlos Rubio, quien la publicó en 2016. Es una reseña histórica del Japón del siglo XIV, donde el emperador Go-Daigo comienza una campaña bélica contra los militares que tenían gobernando más de 200 años.

Dentro de la obra se advierten lealtades, traiciones, alianzas, virtudes y sinsabores con la finalidad primordial de pacificar el imperio.

La trascendencia como parte del honor, más allá de la vida, forma parte de la filosofía y formación japonesa, por ejemplo, en el budismo, el río cruzado por los difuntos el séptimo día de su muerte. Se dice que tiene tres pasos: un puente, un vado y un lugar profundo infestado por serpientes. El éxito de la travesía depende del peso de las ofensas cometidas en vida.

La gran pacificación se refiere al enfrentamiento de dos grandes grupos históricos: el heredero imperial Go-Daigo contra el shogunato de Kamakura, un personaje lleno de perfidia y volátil frivolidad. La narración de batallas sangrientas, asesinatos, estrategias militares y las torturas de los miembros del shogunato, todo enmarcado dentro de la sabiduría budista, donde se enaltece de forma latente lo propicio a la moralidad.

“La historia nos enseña que la soberbia es una entrada de la decadencia, tan cierta como la humildad lo es de la prosperidad”.

El país entonces estaba dividido, una parte violenta, pero con disciplina militar, y la otra, refinada, con veneración a las tradiciones y la moral. Es una cronología narrativa donde las guerras y donde la formación personal y espiritual se encuentra en una seria crisis. En Japón, el samurái siempre leal a las mejores causas, del pueblo y del emperador, se enaltece con el prestigio que hasta el día de hoy lo conocemos.

 

 

Me inspiró esta lectura en mi participación semanal para hacer un análisis histórico de lo que ha sido nuestra realidad y los enormes retos que tenemos como nación. Los ejemplos históricos que representa la ausencia de valores, la gravedad social que han enfrentado generaciones enteras por simplemente no haber encontrado motivos ligados a la espiritualidad para andar en un buen camino. La ruta de la paz es la suma de las mayores y mejores virtudes del ser humano. Transformar es la renovación de la mente, de los pensamientos y las acciones diarias, México como nación, y no solamente el gobierno, deben iniciar la gran cruzada pacificadora.

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