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Las historias no se repiten, las conductas humanas son reincidentes

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

 

Comprender nuestra capacidad creativa es hacernos responsables de nuestras decisiones, en el mandato gubernamental. Una acción cambia la historia de un país o de un continente; con ello, la vida de millones de personas.

Así, también funciona nuestra capacidad de destrucción.

La evolución humana tiene que ver con la felicidad objetiva y subjetiva. La primera se relaciona con las mediciones de órganos internacionales que ubican a ciertos países en condiciones de salud económica, política y social. La segunda raya en la fantasía del deseo, como la felicidad y la paz mundial.

Hay naciones, como Dinamarca o Finlandia, que tienen altos rangos de percepción de felicidad en su población, así como sistemas políticos y democráticos extraordinarios, sin corrupción y sin impunidad. La decisión de sus gobernantes y su población impulsan conjuntamente los derechos individuales y los colectivos. Eso es realidad objetiva.

San Agustín decía: el hombre es una Bestia cupidissima rerum novarum; es decir, la concupiscencia de la novedad. Querer novar para todo, sin fundamento o técnica especializada. En español común: ocurrencias.

Las mejores soluciones son las que ya fueron probadas. Observemos las experiencias internacionales.

Cuando las necesidades son más amplias, los criterios para la toma de decisiones deben ser más profundos. O las consecuencias serán fatales.

Las fórmulas pasadas para resolver problemas presentes no siempre resultan igual; las condiciones cambian, se actualizan.

La demencia moral o los que actúan de manera errática deben ser identificados y ponerlos en cuarentena, como se consideraba en el siglo XVII. Esas epidemias no son sanas para ninguna nación.

Decía el jurista Samuel Richard: “En el comercio, el hombre aprende a deliberar, a ser honrado, a adquirir modales, a ser prudente”. Sucede lo mismo con la relación internacional, interinstitucional y personal. En el renacer de nuestro país, ¿qué tanto lo practicas?, ¿o prefieres seguir igual?

La humanidad no se creó en un día, han sido millones de necesidades, juicios y eventos que nos llevan a lo que hoy somos; las experiencias van desde las pinturas rupestres hasta el uso de aplicaciones en teléfonos portátiles.

Tenemos que diseñar nuestras acciones pensando no en el beneficio inmediato, sino en el futuro, por lo menos de cinco décadas. No actuar como animales amaestrados.

Nuestra capacidad para resolver en condiciones adversas tiene una connotación histórica, desde la creación de la rueda, el uso de la metalurgia, el lenguaje o las instituciones jurídicas que, en suma, son herramientas intelectuales.

Usemos nuestra creatividad profunda y no las emociones. Desterremos la fabricación de ocurrencias y apliquemos las mejores propuestas para un país lastimado y hambriento de soluciones.

 

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