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Debido proceso vs. politización

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

Las garantías procesales son un elemento imprescindible para cualquier materia jurídica, no sólo la penal. El debido proceso se refiere precisamente a la obligación que tienen las autoridades que investigan y administran justicia para otorgar todas las formalidades para defender los derechos y libertades de cualquier persona. En materia penal, ninguna persona es responsable de algún delito por la simple denuncia. Se requiere de un procedimiento que concluya en una sentencia inapelable, donde resulte absuelto o condenado de una imputación.

Aun en el caso del exgobernador priista de Puebla Mario Marín, tiene derecho a la legítima defensa, personaje que se le cumplimentó una orden de aprehensión en días pasados por el delito de tortura en contra de la periodista Lydia Cacho, por haber sido agraviada por policías que la trasladaron de Cancún al estado que gobernó del 2005 a 2011, acusada por los delitos de difamación y calumnia; ya que evidenció la vergonzosa historia de Kamel Nacif Borge y Jean Succar Kuri, este último, empresario cancunense preso, condenado por cargos de pederastia.

Todavía existe un proceso que deberá seguir su curso, hay una denuncia, peritajes, comparecencias, vinculación a proceso y, hasta ahora, una orden de aprehensión cumplimentada, falta un trecho procedimental. Mientras tanto, por tratarse de un delito imprescriptible y conocido coloquialmente como grave, se le tiene que privar de su libertad.

El Góber Precioso, el héroe de la película, es el protagonista de una puesta a disposición como cualquier ciudadano. El poder sexenal se acaba, sobre todo cuando la impunidad está tan vulgarmente vinculada al poder.

Sin embargo, también hay que reconocer que se ha abusado del ejercicio de la justicia para agraviar el prestigio de personas, supuestos victimarios que son objeto y móvil de la sucia lucha política, donde se usa toda clase de artilugios mediáticos y de redes sociales para desacreditar toda una trayectoria, los tiempos electorales emiten fétidos olores que atraen a los adversarios zopilotescos.

Los sectarismos se transforman en canibalismo hambriento.

La politización de la justicia es una vieja práctica de amenaza y descrédito, los autores intelectuales son evidentes y burdos, básicos por señalarlo de manera no ofensiva. Quizá la incapacidad operativa, profesional y de estrategia inteligente les hace caer.

Los que somos defensores del derecho nos regocijamos, México cambió, hay liderazgo pleno y fuerte. Nada por encima de la ley. El presidente Andrés Manuel López Obrador es el principal promotor de la legalidad. Bienvenido de nuevo a la batalla, líder guerrero por la 4T.

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