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Buena vecindad presidencial

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

La historia de la relación entre México y Estados Unidos ha tenido una amplia gama de connotaciones. La conclusión —hasta ahora— es que son dos países respetuosos de la política interna de cada uno. Ambas naciones están dispuestas a convivir al mismo tiempo que encuentran posibilidades para mejorar su relación; la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá es un ejemplo de ello.
 
La relación es compleja en el sentido de que se compone de varios factores y variables que interactúan para generar una serie de implicaciones aún más complejas. Por ejemplo, ambos países han tenido líderes con fuertes personalidades en coyunturas históricas trascendentales.
Benito Juárez y Abraham Lincoln fueron contemporáneos, ambos se preocuparon por la construcción y continuidad de la democracia mientras sus países aún eran muy jóvenes.
 
Otro ejemplo fueron Lázaro Cárdenas del Río y Franklin D. Roosevelt. Estos dos presidentes apoyaron las decisiones del otro en momentos coyunturales de su historia. Al punto que el presidente Cárdenas envió una carta el 29 de julio de 1939 al presidente Roosevelt; esta carta tenía la finalidad de explicar cuál había sido el contexto en el que se dio la expropiación petrolera. Este acto brindó certeza, la cual fue parte importante para la continuidad del vínculo con el vecino del norte.
También está la relación que tuvieron el presidente López Mateos y John F. Kennedy. Uno de los acuerdos más recordados fue el que se contrajo en la gira del 29 de junio de 1962. El convenio comprendía el aprovechamiento de aguas para los agricultores de Mexicali; acuerdo que evolucionó y sigue vigente con ciertas modalidades para el estado de Baja California.
 
Los años han pasado, los presidentes han cambiado, al igual que los partidos e ideologías de los líderes de estos dos países. Cabe recalcar que —en la época moderna— la relación México-Estados Unidos ha sido cordial y respetuosa en todo momento. Sí, han existido eventos ríspidos; pero el diálogo y el ánimo de conciliación han existido en todo momento.
Esta semana, el Presidente del gobierno de México, Andrés Manuel López Obrador, hará su primera visita al exterior de la República en su investidura como primer mandatario. Esto lo hará en el contexto de la firma del T-MEC.
Es cierto —y vale la pena recordar— que existen agendas pendientes en materia de seguridad y migración. Sin embargo, ambos países continúan con la tradición que los ha caracterizado; esto es, el ánimo genuino de construir acuerdos y espacios para dialogar, esto siempre —y sobre todo— con el respeto máximo de la soberanía de cada país.
 
En el Senado de la República se han armonizado las leyes para garantizar los derechos de inversionistas y trabajadores mexicanos. La agilización del comercio exterior —como eje primordial— centra su esfuerzo institucional en el beneficio y derecho mutuo de todas las partes. La Cuarta Transformación continúa.

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