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“A lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo”

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

El 12 de abril de 1945 nació Franklin D. Roosevelt, un abogado y político estadunidense.

Dedico este espacio al desarrollo y legado de su mandato, pues ha sido el único en lograr cuatro reelecciones presidenciales en Estados Unidos. La primera, en 1932; la segunda, en 1936; la tercera, en 1940, y la cuarta, en 1944. ¿Qué fue lo que hizo para lograr esa gran aceptación popular?

Participó activamente en la Primera y Segunda guerras mundiales, además de haber sido uno de los protagonistas para lograr la denominada “Victoria Aliada”, en la 2da GM.

El Nuevo Trato (New Deal) fue su plataforma política, se desarrolló entre 1933 y 1938 para ayudar a los más pobres de la nación y ejercer una dinámica de reactivación de la economía estadunidense.

En realidad hubo dos nuevos tratos: el primero, conocido como los Cien Días de Roosevelt, en 1933, que se enfocó a corto plazo para resolver la cotidianidad de la población más afectada económicamente, en ella se reformaron leyes agrícolas, se crearon programas de trabajo. En su mandato se realizaron múltiples inversiones públicas y se incentivaron las privadas, la grave situación del país mejoró, las medidas fueron drásticas, pero, a la fecha, se les recuerda como necesarias y valientes.

El Segundo New Deal, una parte B del programa, era proponer la igualdad de los recursos financieros y legales de avanzada, en materia sindical, de protección al agro y para trabajadores informales que no pagaban cantidad alguna al fisco.

Luchó contra el enorme desempleo y, a pesar de las adversidades, resultó aceptado por la sociedad de la época por la forma tan elocuente de cohabitar con sus adversarios políticos.

El Nuevo Trato fue exitosísimo en materia social, Franklin D. Roosevelt transformó el país, lo cambió mediante reformas, sus programas, inéditos en el pasado, eran completamente sujetos a la prueba-error de su operación, sin embargo, contó con grandes estrategas en su equipo de trabajo que sabían el efecto en la gente al resolverles su añeja problemática generacional.

Esta situación dio la oportunidad para siempre estar cuestionado sobre el buen manejo del país, legitimaba toda acción de gobierno con el respaldo social innegable. Fue un gran demócrata estadunidense. Con sinceridad, hay mucho que aprenderle sobre urbanidad política en nuestras latitudes.

Uno de sus grandes logros como presidente de Estados Unidos sigue vigente, por la disolución de organizaciones burocráticas y la creación del Social Security Sistem y la Securities and Exchange Commission, relacionada con la regulación financiera, entre otras muchas más que siguen operando y acrecentándose en ese país.

Roosevelt realizó una alianza estratégica con el Ejército, su gran capacidad negociadora le abrió las puertas a diversos diputados y otras instancias encargadas de las finanzas.

Esta convicción es el ejemplo de Roosevelt de que sí ocurre, sin duda, algunos gobernantes que se convierten en hombres de Estado son los que perdurarán siempre en la historia universal y, por supuesto, de Estados Unidos.

La Segunda Guerra Mundial arrasó consigo a miles de jóvenes con alentadores futuros, sin embargo, miles perdieron la vida o, con complicaciones, sufrieron la incertidumbre de alguna cura para recuperar la salud. Pero también se llevó al traste con el New Dial.

Roosevelt fue quien declaró en el Congreso estadunidense “El día de la infamia”, que hacía referencia al certero y desafortunado ataque a Pearl Harbor. Eventualmente, declaró la guerra a los nazis, pero siempre resaltó la importancia de la diplomacia para resolver cualquier inconveniente internacional.

Hoy, 4 de marzo, se conmemora el inicio de la presidencia más larga en Estados Unidos, 12 años ininterrumpidos de gobierno, que pudieron ser 16, pero la muerte lo sorprendió trabajando. Con la frase del título comenzó su discurso. y en México hay que repetirlo, “a lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo”.

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