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Después de AMLO, ¿qué?

Ricardo Pascoe Pierce

Ricardo Pascoe Pierce

En el filo

 

El Presidente quiso llevarnos por otro agujero oscuro en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas. Planteó que él se retirará de la política en 2024 y que su sucesor “ya está presente”. Supongo que pensaba que todos se meterían en la especulación sucesoria, como sucedía en los tiempos del PRI. (AMLO siempre nos lleva a los tiempos del PRI: esta dinámica sucesoria refuerza, según la teoría de juegos del PRI, la voz y la autoridad de quien les recuerda “a los suyos” quién tiene la batuta en la mano para decidir sobre sus destinos).

Pero aparte de unos cuantos morenistas y periodistas incautos, nadie lo siguió por ese oscuro laberinto. La razón mayor ha de estar en el hecho de que el mundo está lo suficientemente revuelto como para agregar, innecesariamente, un gramo más de especulación gratuita e inútil al amasado nacional.

Sin embargo, la interrogante insípida presidencial sí abre otro ángulo en la reflexión sobre el cambio de un gobierno a otro. Desde ahora debemos preguntarnos: ¿cuál será el estado que guardará la nación al término de este sexenio? ¿En qué situación estará la economía, la corrupción, la seguridad, la salud de los mexicanos en 2024? No es ocioso reflexionar sobre estos temas, habida cuenta que ya estamos al 50% de este sexenio.

No se ha visto un cambio ni mejora en las condiciones de vida de los mexicanos. Se prometieron cosas como un sistema de salud a la altura de Dinamarca, pero el retroceso registrado en los servicios de salud nos ha acercado a Zambia.

Cada vez que el Presidente enfrenta un problema difícil (la pandemia) o se registra un retroceso de su gobierno (la denuncia de actos de corrupción o favoritismo que quedan en total impunidad), le echa la culpa a otros, preferentemente a los gobiernos anteriores y a sus actores principales. El Presidente nunca asume la responsabilidad de nada.

Este “no asumir la responsabilidad de nada” es premonitorio de lo que se puede esperar de él de ahora y hasta el término de su gestión de gobierno. Pero los problemas ahí siguen, y no están esperando el fin del “pensamiento inherente neoliberal”.

La inseguridad, el incremento territorial de la delincuencia organizada se da en el contexto en que el Ejército abandona el campo de batalla contra el crimen organizado para dedicarse a faenas civiles (El Universal publica una lista de 27 actividades prioritarias que realizan las Fuerzas Armadas que son actividades previamente reservadas para otras secretarías de gobierno, 13 de ellas ordenadas el mismo día en julio de 2020).

Si el Pentágono dice que hoy el crimen organizado controla el 30% del territorio nacional, y bajo la errada estrategia que sigue el gobierno, es previsible que en 2024 controlará el 50% del territorio nacional.

Según los cálculos de los economistas de Banamex, el PIB de México apenas recuperará en 2025 el nivel en el que se encontraba en 2018, cuando AMLO tomó posesión. Es decir, estamos hablando de un sexenio perdido, semejante al gobierno de Miguel de la Madrid. El saldo económico de este gobierno, haciendo una extrapolación a partir de lo sucedido en sus primeros tres años, será caída en la producción, menos empleos y gran informalidad, deterioro de los términos de intercambio con el mundo, desfalco al presupuesto estatal. En suma, una economía en peor estado a cuando asumió el poder y con un pueblo más pobre.

El saldo del sector salud es una incógnita. Cuántas personas habrán muerto de covid es aún difícil de proyectar. Oficialmente serán alrededor de 250 mil, con su “genial” manejo de la pandemia, pero realmente medio millón probablemente. Y el sector de salud destrozado y sin recursos.

¿Y la educación? En un proceso de retroceso tanto por razones estructurales y económicas como por ópera y gracia del regreso al control sindical. Y el regreso al concepto de que las escuelas son del gobierno (funcionarios y sindicatos), no del público (niños y padres).

Veremos en 2024 el efecto de las “adjudicaciones directas” en la cantidad de casas y empresas que tengan los secretarios de Estado y sus subalternos. Mi augurio es que las familias de personajes como Gabriel García Hernández, quien maneja montos de dinero público como ningún otro, aparecerán en Guanajuato como la nueva burguesía provincial morenista de México. La corrupción será nota importante en 2024-25.

Después de esto, vendrá la discusión sobre candidaturas.

 

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