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La guerra diplomática entre Occidente y Rusia

Ricardo Ortiz Esquivel

Ricardo Ortiz Esquivel

Globalística

En las últimas semanas he compartido varias opiniones que muestran los altos niveles de tensión política que viven Occidente y Rusia. El horno no está para bollos y en cualquier momento podríamos ver más que sólo declaraciones que parecen llamadas de atención, despliegues de tropas o acusaciones políticas. En esta ocasión quiero tocar un tema que es de suma importancia y el cual va de la mano con todo lo expuesto: la guerra diplomática entre Occidente y Rusia.

Desde hace varios meses, distintos países del continente americano y europeo han estado expulsando de sus territorios a diplomáticos rusos que están acreditados oficialmente por las autoridades locales para trabajar en misiones diplomáticas del gobierno ruso bajo el estatus de attachés militares, técnicos administrativos o diplomáticos con rango.

En algunos casos son expulsados por ser sorprendidos in fraganti en una negociación clandestina a cambio de información clasificada, capturados por investigaciones que corroboran que son espías de agencias de inteligencia rusa o del FSB (exKGB). En otros, verdaderos diplomáticos rusos han salido meramente por temas políticos y tensiones.

Italia expulsó en marzo pasado a dos diplomáticos rusos por espionaje. Ambos querían obtener documentos clasificados sobre operaciones militares locales y de la OTAN.  Los rusos prometieron expulsar a dos diplomáticos italianos de su país.

Colombia expulsó en diciembre pasado a dos diplomáticos rusos por realizar actividades extradiplomáticas en Bogotá. Querían saber información confidencial sobre el sector energético federal y de algunas empresas públicas.

En febrero, Alemania, Suecia y Polonia expulsaron a varios diplomáticos rusos debido a una represalia iniciada desde Moscú: diplomáticos europeos fueron declarados personas non gratas y expulsados por haber participado en protestas a favor del opositor Alexei Navalny.

Ucrania expulsó a un diplomático ruso como represalia al mismo acto ocurrido con un cónsul ucraniano situado en San Petersburgo. Ambos fueron detenidos por espionaje.

Estados Unidos ha expulsado en los últimos días a más de diez diplomáticos rusos por espionaje y ha impuesto sanciones fuertes a Rusia.

República Checa expulsó recientemente a más de 18 diplomáticos rusos, los cuales supuestamente trabajan para agencias de inteligencia rusa. Rusia expulsó a más de 20 diplomáticos checos.

Moscú había seguido una diplomacia fuerte sin represalias. Sin embargo, las constantes acciones que vienen alentadas desde Occidente han hecho que su política exterior cambie de un estilo discreto, a uno que parece haber despertado al oso durmiente: represalias equivalentes (respuestas espejo), acciones que pueden provocar un alto al diálogo o incitar a distintas tensiones políticas.

Hasta el momento, Rusia no ha podido desmentir el hecho que algunos de sus diplomáticos expulsados son en realidad espías o agentes del FSB. Sólo se ha dedicado a responder con represalias y declarar que todo viene orquestado desde Estados Unidos.

Bien decía el presidente Vladimir Putin en 2016: “Las fronteras de Rusia no terminan en ninguna parte del mundo”.

El artículo 9 de la Convención de Viena habla sobre declarar a un diplomático como persona non grata y consecuentemente expulsarlo del país afectado.

Parece que este precepto será el detonador perfecto para ver una guerra diplomática estallar en los próximos meses si no para este conflicto.

 

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