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Actualizando el conflicto entre Rusia y Ucrania

Ricardo Ortiz Esquivel

Ricardo Ortiz Esquivel

Globalística

Al concluir mi columna del viernes pasado le expuse a usted que estaríamos viendo un casi nulo progreso en las negociaciones que se llevan a cabo entre Estados Unidos, la OTAN y Rusia, sobre el tema de Ucrania. De igual manera, planteé que las partes negociadoras serían pieza clave para continuar con una especulación innecesaria ante los pobres resultados en materia diplomática y de diálogo.

Al ver lo que sucede en estos momentos, continúo pensando que no tendremos grandes resultados en los próximos días y que el tono de amenaza seguirá creciendo de tal manera que todas las partes hablen de una inminente invasión a Ucrania o de un conflicto que se resolverá con balas, misiles y sangre. Ante cualquier escenario que se ha propuesto, casi ninguna parte quiere retroceder, ceder o trata de persuadir a la otra, para que exista un campo de maniobra y se busque una desescalada que permita ir, poco a poco, resolviendo este conflicto. La OTAN, por su parte, es prácticamente la única que ha buscado ceder de dientes para afuera, pero sin dar alguna garantía precisa a lo que busca Rusia: no permitir que Ucrania y Georgia sean miembros oficiales de la alianza trasatlántica. Por otra parte, Alemania busca el diálogo y también pretende verse más neutral ante lo que se viene con el gasoducto Nordstream 2 y las nuevas relaciones que Scholz pretende establecer con Putin. Sin embargo, no se aleja de su retórica occidental.

Rusia, por su parte, ha sido inteligente en manipular, en utilizar sus cartas más fuertes y en no dejarse intimidar ante las amenazas que pretenden amedrentar al presidente Vladimir Putin y al poderío militar ruso. Y si usted se ha dado cuenta, en las últimas semanas Rusia es quien menos cede o ha dejado de mover sus tropas dentro de su territorio. Rusia pide garantías de seguridad y siempre pide algo sin comprometerse a nada. Rusia seguirá cruzando los límites al desplegar parte de su poderío militar sin importarle lo que suceda en Ucrania o en Europa del Este.

Los rusos han sabido acorralar a Occidente de una manera bastante inteligente, al ser ellos los que piden, no los que ofrecen.

 

También, Rusia ha sabido ganar tiempo y ha utilizado su vasto territorio natural o de su vecino incondicional, Bielorrusia, para desplegar militares, tropas, vehículos, misiles y tanques de guerra en cualquier parte que colinda con Ucrania. Prácticamente, ante cualquier decisión que se tome, Ucrania se encuentra rodeada por mar y tierra. Al igual, junto con la ayuda de Bielorrusia, los rusos ya tienen un perímetro de defensa listo para el frente occidental: Polonia, Letonia y Estonia.

Existe riesgo en Finlandia, Suecia y Dinamarca.

Y, ante la amenaza de una expansión de la OTAN, del envío de armas tácticas, misiles, estrategias coordinadas entre Ucrania y Occidente, y un despliegue masivo de tropas de la alianza trasatlántica en Polonia y los Países Bálticos, Rusia pretende movilizarse a Cuba y Venezuela, ante cualquier escalada que pueda existir en los meses próximos. EU sería el objetivo directo.

Todas las partes se preparan para el peor escenario ante tanta especulación y se sigue hablando de que la invasión rusa será a finales de enero o mediados de febrero. Una invasión en la parte más cruda del invierno.

¿Por qué Rusia no invadió antes? Lo pudo haber hecho.

Yo sigo dudando de una invasión rusa, pero sí veo una crisis militar que se resolverá solamente por la diplomacia y el diálogo.

Los próximos días serán de más tensión.

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