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Ahora, MetLife

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

 

Al azar, nos van tocando como consumidores o en mi caso como médicos, enfrentar los abusos, engaños y timos de las diferentes empresas que ofrecen seguros de gastos médicos en nuestro país.

Obviamente, lo que está mal es la reglamentación que les permite hacer de las suyas y quedarse con el dinero de los ciudadanos. En esta ocasión, narro la surrealista escena en la que estoy envuelto, que inició hace algunos meses cuando atendí a dos de mis pacientes “aseguradas” por MetLife.

Pregunté acerca del trámite para cobrar mis honorarios frente a esa empresa y me informaron que era todo por internet. Generamos las facturas, hicimos el enredado trámite y es la fecha en la que no me han pagado ni me han brindado ninguna clase de explicación.

Por teléfono contestan esas grabaciones que dicen “si es usted asegurado marque uno, si quiere aclarar algún trámite marque dos”...y así sucesivamente. Falta una opción que diga “...si usted ya murió marque nueve”.

Cuando conseguí que algún ser humano contestara la llamada, el personaje me dijo que la única manera de conocer las razones es por correo electrónico, mismo que no han contestado.

No existe ninguna otra manera de quejarse, solicitar ningún tipo de atención, ni existe tampoco autoridad con capacidad para forzar a las empresas a cumplir con sus obligaciones.

Adicionalmente, no puedo cancelar las facturas porque, bajo las nuevas normas del SAT, se requiere de la venia de la empresa, así que estoy en una verdadera y auténtica trampa.

Por supuesto que recurrir a la vía judicial redundará en años de litigios y pagar honorarios de abogados, de forma tal que, seguramente, la engañosa empresa le apuesta al cansancio de nosotros los ciudadanos para finalmente quedarse con nuestro dinero. Comentando el caso con colegas y amigos, sobran historias similares, cuyo resultado ha sido que, efectivamente, las corporaciones nos terminan robando.

Señalo el absurdo estado de indefensión en el que permanecemos usuarios, asegurados y “proveedores de servicios médicos”, como nos llaman hacia sus organizaciones y comento el caso de un seguro, por supuesto extranjero, que tiene un modelo en extremo contrastante con nuestros lamentables seguritos: Allá el paciente tiene derecho a una cierta cantidad asegurada por año, que la puede aplicar en operarse del apéndice en el mejor hospital del planeta (lo que seguramente consumirá la cantidad de todo el año) o en alguna otra institución de su confianza.

El paciente administra de esa manera su cantidad anual, y la empresa en lugar de vivir del robo en pequeño, no pone ningún tipo de condición para liquidar las cuentas que el paciente le solicite.

Por supuesto, es una empresa europea, que no gasta en el ejército de personajes dedicados a conseguir que la empresa no pague, como lamentablemente ocurre en nuestro país.

Por lo pronto les sugiero no asegurarse con MetLife, me consta que intentarán robarle.

 

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