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Comisión de Salud y reproducción asistida

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

Tuve la oportunidad de leer en toda su extensión la iniciativa que ahora propone la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados en torno al asunto de la reproducción asistida. Como ya dije en los artículos previos, está llena de inexactitudes, conceptos erróneos, viejos y lo que es peor, pretende darnos clases de medicina y biología. Hay que avisarle al presidente de la Comisión, el doctor Octavio Íñiguez, que la ley no es para dar clases de medicina y, como salubrista que es, debería concentrarse en los asuntos de salud pública.

El texto es uno muy viejo que se ha venido adaptando con el curso de los años. Tengo mucho tiempo leyendo las diversas versiones que al interior de las filas conservadoras y anacrónicas de éste país, seguramente, se han discutido para finalmente en cada Legislatura, en cada comisión de salud (siempre presidida por el PAN), se presente como un “moderno y adecuado proyecto de Ley” en materia de reproducción asistida.

Es fácil darse cuenta de que se trata del vetusto texto, porque desde hace más de diez años contiene la descripción pormenorizada de una técnica que en su momento se llamó GIFT, por sus siglas en inglés, que consiste en la transferencia de gametos al interior de la trompa de falopio y que desde hace muchos años está en desuso. Ya no sirve prácticamente para nada y no se usa en ninguna circunstancia por una razón muy simple, la fertilización in vitro con transferencia de embriones es más fácil, menos invasiva y mucho más eficaz. Hay que avisarle al doctor Íñiguez que la medicina progresa rápidamente y no tiene ningún caso redactar leyes con técnicas abandonadas.

Pero además, como ciudadano, le exijo abiertamente que haga su trabajo de forma profesional, centrada, incluyente y con una visión laica de la medicina. En la iniciativa pretenden prohibir que se fertilicen más de tres óvulos, lo que me parece francamente escandaloso, ¿quiénes son los legisladores para indicarnos cuántas células podemos usar en tal o cual técnica?, francamente, nadie.

Eso no les toca. También marca la iniciativa la obligación, para quienes prestamos el servicio, de asegurarnos que la pareja (casada por las tres leyes) no posea embriones congelados en otro centro de reproducción, cuando no existen hoy mecanismos para dicha verificación; es decir, lo que proponen es terminar con la reproducción asistida. No estoy seguro, pero esto suena como a los principios de alguna religión adaptados a convertirse en ley. Otro de los puntos francamente absurdos es que prohíbe la crío-preservación de embriones.

En suma, además de lo que he mencionado en las semanas previas, en relación a que se trata de una iniciativa discriminatoria y muy inadecuada, es un antiguo texto al que le colocaron algunas referencias bibliográficas actuales, pero en un sentido francamente sesgado, sin contemplar el panorama en su conjunto. El absurdo texto centra su interés en la protección de células y embriones sin ponderar adecuadamente la que se debe otorgar a mujeres, hombres, centros médicos y madres subrogadas. Perdón, pero es el tufo de un catolicismo conservador, anacrónico y malintencionado, porque están obstaculizando el progreso, dejando a muchas personas en la indefensión.

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