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América del Norte, alianza estratégica

Raúl Contreras Bustamante

Raúl Contreras Bustamante

Corolario

Norteamérica es considerada una de las regiones comerciales más dinámicas del orbe. Su Producto Interno Bruto (PIB) representa el 18% de todo el mundo y México es parte integrante.

La etapa de integración comercial se vio promovida en 1994 con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de manera reciente ha sido redimensionado y adaptado a los retos del siglo XXI con la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Para analizar la amplia agenda que se tiene en común, esta semana la Facultad de Derecho de la UNAM celebró un conversatorio virtual entre los profesores de derecho internacional con el maestro Roberto Velasco Álvarez, director general para América del Norte de la cancillería.

Se explicó que con una frontera de más de 3100 kilómetros —que es una distancia tan amplia como la que hay entre Madrid y Moscú— las relaciones entre nuestro país y Estados Unidos jamás han sido sencillas. Con la llegada del presidente Donald Trump la tensión en la región creció y su trato para nuestro país ha estado sujeto a muchos vaivenes.

Los temas que nos unen son muchos y muy variados. Van desde lo económico, comercial, cultural, laboral, seguridad, medioambiental, académico y, por supuesto, migratorio.

En el aspecto económico, el intercambio comercial que tuvimos con Estados Unidos el año pasado fue de alrededor de 614,500 millones de dólares, que nos situó como su socio comercial más importante durante el 2019 y en gran parte del 2020. En materia laboral, México aporta millones de empleos directos que impulsan la economía norteamericana. La relación —tal y como se advierte— es de una importancia capital también para ellos.

Dentro de esta vasta agenda, el tema ambiental ha cobrado relevancia, dada la problemática suscitada por la escasez del agua en Chihuahua. Se destacó que no es un tema de interés exclusivo local, pues la cooperación con los norteamericanos contempla un manejo binacional del Sistema de Presas Internacionales, que comprende a las presas Falcón y Amistad.

Por su parte, se dijo que la relación con Canadá —aunque menor en cantidad— no deja de ser estratégica, amplia y profunda. Y es que Canadá es el tercer socio comercial de México y el segundo destino de las exportaciones mexicanas. El intercambio comercial entre nuestros países se elevó ocho veces desde la firma del TLCAN.

Velasco sugirió no perder de vista el rápido desarrollo económico que ha logrado nuestro socio canadiense y que se debe explorar cómo encontrar más puntos en común que permitan hacer contrapeso al papel que juega Estados Unidos en esta ecuación trinacional.

La interdependencia y cooperación existente entre México, Estados Unidos y Canadá quedó de manifiesto con la pandemia de covid-19, ya que provocó que los tres países tuvieran que implementar medidas de protección a las cadenas productivas. Ejemplo de ello fue que, al iniciar la pandemia, los países productores de cubrebocas KN95 decidieron cerrar la exportación de dichos insumos —entre ellos EU—, sin embargo, se exentó a México y Canadá de este cierre gracias a una exitosa negociación y diálogo por parte de los gobiernos de los tres países.

Hoy más que nunca México deberá cultivar y cuidar el trato con nuestros socios y vecinos del norte —más allá de las coyunturas electorales— puesto que esas relaciones comerciales nos permitirán reactivar de una manera más rápida nuestra economía que está siendo golpeada por la pandemia de manera severa.

Como Corolario la frase de Henry Ford: “Llegar juntos es el principio; mantenerse juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito”.

 

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