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Sequía: la emergencia silenciosa (III)

Ramón Aguirre

Ramón Aguirre

Registro Tláloc

Mientras el 24% del territorio nacional se encuentra padeciendo una sequía moderada, un muy alto 51% sufre por una sequía severa.

“La crisis de hoy es por el agua, la que sigue será por los alimentos”, fue uno de los comentarios que se hicieron en el importante foro llamado Cómo Construir Resiliencia ante la Sequía, que se celebró hace unos días en el Colegio de Ingenieros Civiles de México, del cual destacaré en este artículo los principales aspectos abordados en materia de la afectación a la agricultura con motivo de una sequía que venimos padeciendo en el país por tercer año consecutivo.

El reporte del Monitor de Sequía en México de la Conagua, con corte al 15 de marzo de 2023, nos indica que mientras el 24% del territorio nacional se encuentra padeciendo una sequía moderada, un muy alto 51% sufre por una sequía severa. El problema radica, sobre todo, en las regiones donde se presenta esta problemática: los estados del norte, centro y centro-poniente, las zonas de mayor producción agrícola.

En materia de hidrología sabemos que México se podría dividir en dos grandes regiones. La primera, el sur y sureste del país, con un 67% del total de agua disponible, donde se encuentra el 23% de la población y se genera el 20% del PIB nacional. Entre tanto, en la segunda, correspondiente al centro y norte del país, se tiene el 33% del agua, el 77% de la población y el 80% del PIB. Esto significa que en la zona más productiva contamos con 7 veces menos agua por habitante.

Y ésa es precisamente la razón por lo cual debemos preocuparnos y ocuparnos cuando nos enfrentamos a una sequía, donde si bien la falta de agua en las ciudades es un tema que nos llama y requiere de una atención urgente, la falta de agua afecta, directamente, a la producción de alimentos. Buscar soluciones y mejorar la eficiencia en el uso del agua agrícola es fundamental. No lograremos resolver la problemática del agua en el país si no mejoramos las eficiencias con las que se maneja en el sector agrícola, ya que una capacidad que, en promedio, alcanza la muy baja cifra del 33%, es inaceptable, sobre todo cuando hablamos de un sector que consume el 76% del agua (mientras que el sector público-urbano consume el 15%, la industria autoabastecida consume el 5% y las termoeléctricas el 4%).

¿Cuánto puede mejorarse esa eficiencia en el uso del agua del sector agrícola? En el mencionado foro del Colegio de Ingenieros se presentó el caso del Distrito de Riego 01 de Pabellón de Arteaga, en Aguascalientes, donde se logró, previa tecnificación (cambio de la técnica de riego por inundación a riego por goteo), disminuir el consumo de agua de 13,780 m3/ha anteriores, con eficiencia del 30%, a 4,300 m3/ha actuales, con una eficiencia mayor al 90. Claro que estamos hablando del distrito de riego más eficiente del país, con resultados fruto del esfuerzo de muchos años por parte de productores, autoridades y técnicos especialistas. También debemos destacar el significativo incremento en los ingresos para los 1,800 productores agrícolas, que pasaron de generar 100 millones de pesos en 2005 a 3,000 millones de pesos en 2021.

Invertir en el campo es obligado, tanto en ampliación de los distritos de riego como en su tecnificación. Basta recordar unas cifras: en México contamos con alrededor de 7.3 millones de hectáreas (Mha) bajo riego, de las cuales, en promedio, se alcanzan a sembrar 6 Mha y a cosechar 5 Mha. Aquí cabe la pregunta: ¿ésas son muchas o pocas hectáreas? Bueno, son prácticamente las mismas desde los años ochenta, ya que es mínima la superficie bajo riego que se ha ampliado en estos últimos 40 años. En ese entonces, México tenía alrededor de 80 millones de habitantes, mientras que ahora somos cerca de 130.

 

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