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¡Tratado de libre comercio!

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Escribo el título de este artículo con alegría y optimismo, porque desde el pasado día 10 nuestro México volvió a ser neoliberal, ya que como usted sabe, el tratado que firmaron Canadá, Estados Unidos y México es tan importante para el libre comercio entre nuestras naciones como el que fue suscrito por Brian Mulroney, primer ministro canadiense, George Bush, presidente de Estados Unidos, y Carlos Salinas de Gortari, presidente de México, y que entró en vigor en aquel 1º de enero de 1994.

Si digo que este tratado nos confirma como neoliberales es porque ambos tratados son básicamente similares y aquél fue promovido por el considerado como el más neoliberal de los presidentes mexicanos.

Pero lo que más me gusta de lo que está ocurriendo es que, como aquí lo he señalado una y otra vez, la Realidad (así, con mayúsculas) es y será una importante motivación y un gran estímulo para que los muchos errores, omisiones y ocurrencias del gobierno sean revisados, analizados y tal vez corregidos, porque ante los hechos no hay argumentos.

Y es que uno de los problemas personales que tiene el señor Presidente es su animadversión al libre comercio y por eso en cada mañana condena a los regímenes del pasado, señalándolos como neoliberales (aunque no entienda bien qué significa esa palabra) y, por ende, corruptos y merecedores del infierno; por esa animadversión, por sus demonios personales y porque sí, canceló proyectos de la pasada administración y planteó otros que tienen grandes problemas y pueden ser inviables.

Pero la Realidad se impone poco a poco: primero fueron las reuniones con algunos inversionistas, con Carlos Slim a la cabeza, para tratar de salvar a Pemex y ahí estuvieron los neoliberales apoyando al Presidente; luego fue la reunión en la que estuvo el titular del ultraneoliberal Consejo Coordinador Empresarial y otros empresarios, en donde se acordaron una serie de proyectos de inversión y, finalmente, el pasado martes, con la encantadora sonrisa de Chrystia Freeland, de Canadá, la seriedad de Robert Lighthizer, de Estados Unidos, y la alegría rebosante de Jesús Seade, de México, se firmó el llevado y traído T-MEC.

¿Estamos ya del otro lado?, no, ni mucho menos; ciertamente, hay posibilidades de que el tratado se confirme en los próximos meses, pero aún desconocemos muchos asuntos que están en la “letra chiquita” (el diablo está en los detalles), y tal vez podría haber sorpresas; algunos expertos se preguntan cuánto cedió México en aras de que la firma se concretara antes de terminar el año, ya lo sabremos en su momento.

La Realidad se impone, y después de haber recibido a Evo Morales con fanfarrias, haberle dado un reconocimiento y tratarlo como héroe, salió huyendo del país (se fue como chacha, dicen); ¿el motivo?, ¿su enfermedad?, ¿las presiones de Trump?, sea como sea, lo cierto es que el gobierno se dio cuenta que México no puede seguir alabando a Evo y lo que representa: Cuba, Venezuela, etcétera, y al mismo tiempo ser miembro de la zona de libre comercio más grande del mundo, por eso corrieron a Evo y a otra cosa, mariposa.

Por otro lado, no hay que olvidar que, por más neoliberal que sea el T-MEC, aunque tratemos de ser optimistas, la economía está estancada, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) afirmó que el crecimiento económico del país en 2019 será de 0.0%, sí, nada de nada.

Pero la inseguridad, la violencia y la muerte no están estancadas, tenemos las cifras más altas de la historia sin que el señor Presidente se digne a presentar un programa real de combate a esta lacra que afecta a todos; hay cada día más fieles de Morena descontentos y enojados y cada día más ciudadanos libres preocupados por el desprecio por la Constitución y las leyes, por las mentiras cotidianas que ofenden a la inteligencia y porque el señor Presidente sigue dividiendo al país a diario, en cada discurso, en cada viaje y arenga en pueblos y ciudades; odio, insultos, desprecios, calumnias contra quienes pensamos diferente y tenemos datos, razones y argumentos que contradicen sus fantasías.

El neoliberal T-MEC llegó; la historia dirá qué efectos tendrá en la vida de los mexicanos.

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