Todos somos #NoMásDerroches

Rafael Álvarez Cordero Viejo, mi querido viejo
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Señor Presidente: cuando el historiador y escritor Enrique Krauze escribió: “Que el magnánimo grito del presidente López Obrador sea el primer paso para la reconciliación nacional”, usted respondió: “Les tomo la palabra, creo que necesitamos la unidad, creo que si tenemos el propósito de que progrese el país con justicia, que haya crecimiento con bienestar, que haya justicia con libertades, si coincidimos en eso, en garantizar la libre manifestación de las ideas, el derecho a disentir, el que nunca se piense en autoritarismo, en la mano dura, nada de dictadura, sino construir una auténtica democracia, sobre eso nos entendemos y desde luego, a partir del respeto a todas y a todos”. Cuando leí esa declaración, optimista como soy, me dio tanto gusto que la copié en mi artículo del domingo pasado, pero…

No pasaron ni 24 horas cuando nuevamente usted volvió a atacar a quien no piense como usted, a todos los que deseamos un México mejor, pero disentimos en la forma como actúa en todos los ámbitos, sea economía, educación, seguridad, salud, etcétera, y me di cuenta que su declaración, al parecer conciliadora, fue simplemente una más de las más de treinta mentiras que usted dice en cada conferencia matutina. ¡Una mentira más!, ¡un engaño más!, al parecer seguirá siendo el mentiroso de toda la vida.

Obras son amores, se dice, y sus obras contradicen todo lo que promete; ¿conciliación?, ¿es conciliadora la calumnia y agresión a un grupo de mexicanos que quieren el bien del país?, ¿es conciliadora la acusación sin fundamento a un funcionario de larga tradición?, ¿es conciliador llamar corruptos a los periodistas, analistas o grupos que denuncian las violaciones que usted hace a la Constitución, y descalificar a quienes reprueban sus ataques a las instituciones autónomas?, no, señor Presidente, usted va en camino de la autocracia, tal vez de la dictadura, ignora a sus colaboradores y en cada mañana su palabra es la ley.

Pero, además, señor Presidente, usted abusa de la ventaja que representa ser visto o oído por millones de personas, mientras que quienes sufren sus ataques o denuncias, no tienen el mismo espacio para contradecir sus mentiras.

El más reciente desencuentro de usted con los mexicanos ha sido con el colectivo #NoMásDerroches, formado por una serie de organizaciones, que desde hace tiempo analiza lo que ocurre en el país, muestra datos y cifras, investiga y denuncia no sólo lo que usted y su equipo hacen, sino también lo que hacen otros gobiernos y otros partidos políticos. Causa en Común, Coparmex, Observatorio Nacional Ciudadano, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Sociedad en Movimiento, Impunidad Cero, Consejo Cívico, Jalisco Cómo Vamos, Más Ciudadanía, México Unido Contra la Delincuencia, Comisión Mexicana de Derechos Humanos, Sociedad en Movimiento y otros más, están formados por ciudadanos que aman a México, investigan lo que ocurre, proponen soluciones, denuncian errores o delitos y siempre actúan con la verdad.

Cuando usted desconoce a esos miles de mexicanos cierra la puerta a la conciliación, por eso, aunque yo no pertenezco al colectivo, siento que todos los que deseamos un país democrático, respetuoso y progresista somos parte de  #NoMásDerroches.

Como médico, señor Presidente, puedo asegurar que no hay en la historia de la salud en México algo comparable con el desastre en la atención a la salud en estos meses; decisiones tomadas sin conocimiento y sin sentido, recortes que afectaron y afectan a millones de mexicanos, carencia de medicamentos y equipo, cancelación de becas a pasantes, el monumental desastre de Cofepris, etcétera, serán recordados como la etapa más oscura de la medicina mexicana, y cuando un grupo de exsecretarios de salud, analistas e investigadores quisieron hablar con el titular de la Secretaría fueron olímpicamente ignorados, lo que impide esa conciliación que usted aceptó y, mentira tras mentira, todo sigue igual.

Señor Presidente: me da tristeza que algo que parecía el esbozo de una reconciliación nacional haya quedado en agua de borrajas; seguiremos oyendo una mentira tras otra, pero exigiremos que no haya más derroches, porque amamos a México.

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