Morir en México

Rafael Álvarez Cordero Viejo, mi querido viejo
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La muerte no es más que un sueño y un olvido.

Mahatma Gandhi

 

Informe del covid: llegamos a 75 mil casos, 500 más que ayer. Informe de un reportero: hoy se denunciaron 75 muertes. Video en televisión: este sujeto enterró ocho cadáveres. Noticia en los diarios: se suman ya 45 masacres. En la mañanera: los feminicidios bajaron 0.1 por ciento. Predicciones internacionales: se estima que el número de fallecidos subirá a más de un millón, 100 casos diarios.

Decesos, muertes, cadáveres, masacres, números, fallecidos, casos etc., etc. ¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que no son decesos, muertes, cadáveres, números, fallecidos, casos, sino que son personas, personas como usted y como yo, estimado lector, seres humanos que, como usted y como yo, tuvieron sueños, tuvieron anhelos, tuvieron amores, tuvieron proyectos y ahora ya no están aquí y que forman parte del desastre poblacional más grave del que se tenga memoria?

Cientos de miles de seres humanos perdieron la vida por secuestro, homicidio, feminicidio, desaparición forzada, lo que sea, y sus familias, padres, esposos, hijos, quedaron en desamparo físico, económico y moral para toda la vida. Hoy hay miles de deudos que no pueden reclamar nada porque nadie atenderá su queja; miles de madres cuyos hijos e hijas fueron violados y asesinados y que topan con pared en cualquier oficina gubernamental a la que se van a quejar.

En los primeros 18 meses de gobierno del presidente López Obrador fueron asesinadas 53 mil 628 personas en el país, entre ellas, más de cinco mil 800 mujeres y mil 800 niños y adolescentes. En promedio, son casi 100 personas asesinadas todos los días en el actual sexenio, ¡una cada quince minutos! Eso es morir en México.

Las palabras de José Alfredo Jiménez “no vale nada la vida” cobran ahora una dantesca actualidad al ver el número de mexicanos que llenan los panteones o quedan abandonados como basura a la vera del camino. Pero morir en México es algo sin importancia, reducido a un número porque para este gobierno cada mexicano muerto sólo es una cifra, sólo es un caso más, porque “no vale nada la vida” y los muertos no votan.

Y la vida no vale nada porque todas las estrategias para combatir a la delincuencia no han servido para nada, porque la impunidad está en el seno mismo de las instituciones destinadas a hacer justicia, en la mente de soldados y guardias nacionales y la indiferencia está en el podio mismo del Palacio Nacional que muestra una y otra vez la ausencia total de empatía por los mexicanos muertos y reitera su rechazo a escuchar y atender las demandas de hombres, mujeres y niños cuya vida está en peligro o se perdió.

No vale nada la vida, porque los encargados de establecer las políticas de salud son incapaces y lo demostraron desde el primer día al destruir las instituciones creadas para proteger la salud y atender a los mexicanos más necesitados. Por eso cientos de niños con cáncer murieron o morirán, cientos de enfermos no han tenido acceso a la consulta o a los tratamientos, la desaparición del Seguro Popular aumentó la morbilidad y la mortalidad en el país.

Y en este año, al aparecer el coronavirus, los sedicentes expertos no supieron cómo actuar. En complicidad con el Presidente minimizaron el problema, pensando que con abrazos y con una estampita del “detente” estarían a salvo; con declaraciones que son ejemplo de estupidez sanitaria. Con predicciones falaces confundieron desde el primer día a la población que sigue ahora lamentando la muerte de quienes pudieron haberse salvado. El empeño de tener camas libres en los hospitales hizo que 75% de ellos fuera a morir en su casa. El desprecio por el personal de salud que atendió la emergencia hizo que casi 1,500 médicos, enfermeras, personal de salud hayan muerto y ocupen el triste primer lugar de muertes en el mundo.

Morir en México, ¿qué hacer?, ¿quedarnos callados ante el dantesco cementerio nacional?, ¿exigir al Presidente que cumpla con el mandato constitucional de proteger la vida y la salud de los mexicanos?, ¿pedir a los floreros del Gabinete que trabajen?, ¿exigir que se declare estado de emergencia nacional (Arts.37 y 55)? Confieso que hoy no tengo una respuesta.

 

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