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Mensaje para los 26 millones que no votaron por Morena

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

 

 

Para Mexicanos contra la Corrupción
                e Inmunidad, por todo
.

 

De acuerdo con el INE, el 1 julio no votaron por Morena 26 millones 508.206 ciudadanos, y a ustedes me quiero dirigir, sin importar el sentido de su voto, ustedes, como yo, no votaron por Morena, y vivieron días y semanas de molestia o enojo, y muchos de ustedes, como yo, reconocieron que el triunfo fue legítimo y lamentando lo ocurrido, decidieron seguir adelante.

Ustedes tienen educación y principios y muchos lucharon porque su partido saliera adelante a pesar de los obstáculos en las campañas, los problemas de los partidos políticos de tiempo atrás y los errores cometidos fueron tales, que el resultado de la elección era inevitable, así lo aceptamos: el señor Presidente es por ley el primer mandatario de la nación.

Pero estarán de acuerdo conmigo en que lo ocurrido después de la elección del señor Andrés Manuel López Obrador, aunque podía ser previsible, supera todo lo que temíamos y amenaza mucho de lo que nuestro México construyó por décadas.

Porque aún desde antes de tomar posesión tomó decisiones que afectan y afectarán al país, decisiones cuya única razón es su obstinación y urgencia por borrar todo lo que huela a los sexenios anteriores, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, contra las advertencias y señalamientos de los expertos de todo el mundo, lo confirmó como individuo necio y rencoroso, que ignora las bases de la economía y niega tajantemente la realidad.

Y la instauración de lo que parece ser la representación cotidiana de la obra “el Estado soy yo”, nos confirma día a día que el señor Presidente es el único que decide lo que se hace y lo que no se hace, y nadie, ni los más cercanos de su gabinete pueden contradecirlo; uno de sus colaboradores en Hacienda habla de la inviabilidad de Dos Bocas y de inmediato es reprendido; otro señala que no hubo corrupción en el NAIM y él lo desdice, y su asesor personal reconoce que hay problemas en la economía y él lo reprende y lo ridiculiza; todo confirma que el señor Presidente se comporta como un autócrata, que viola la Constitución con la mano en la cintura, que alegremente niega las cifras de analistas económicos nacionales e internacionales, que ataca y ofende a las instituciones autónomas, que decide “a mano alzada” el destino de miles de millones de pesos que salen de nuestros impuestos.

Nosotros, los que vemos día con día la destitución de burócratas cumplidos, el despido sin jubilación de otros, los recortes en las estancias infantiles, el engaño de las remesas para los viejos, las carencias en clínicas y hospitales, la falta de medicamentos de los que depende la vida de miles de mexicanos, la cancelación de Pro México, de las becas del Conacyt, de los proyectos de arte; y al mismo tiempo contemplamos su indiferencia frente a los vándalos que bloquean carreteras, las dádivas a los huachicoleros después de que cometieron delitos, y la negativa a actuar frente a la violencia desbordada, estamos hartos e indignados.

Y el enojo se expresa cada vez más en todos los medios: expertos, solos o en grupo, señalan puntualmente los errores y violaciones que se cometen; y los medios electrónicos, Facebook, Twitter, WhatsApp están llenos de mensajes de todo tipo; todos queremos hacer algo para hacer llegar nuestras demandas, y así, la semana pasada se realizó una marcha silenciosa, ordenada, sin bloqueos, destrucción o vandalismo, en la que se pidió que se respete la Constitución, nada más, pero nada menos; y claro, hubo pancartas absurdas que pedían la destitución del señor Presidente y otras necedades, pero el mensaje quedó ahí, a sólo cinco meses de iniciado el sexenio, y el señor Presidente no lo puede ignorar.  

Por eso me dirijo a ustedes que desean un México mejor; podemos y debemos alzar la voz, pero de forma congruente, con argumentos, con datos, con el apoyo de organizaciones de la sociedad civil que saben cómo hacerlo; gritar por gritar no funciona, insultar o agredir, menos, —no queremos  que el odio nos corroa el corazón—, debemos ser civilizados, pacíficos, pero exigentes, ya que sólo pedimos que se respete la Constitución, la libertad y la paz, que termine la impunidad y prevalezca la ley; todos podemos y debemos participar.

 

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