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Innerarity, el voto y la exigencia

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Para F. Martín Moreno, escritor, analista y profeta.

 

El autor de La democracia del conocimiento insiste en que los ciudadanos tenemos un papel fundamental en el desarrollo de eso que se llama democracia, y que uno de los grandes vacíos en nuestras naciones se debe a que millones de individuos votan, pero muchos no tienen ni idea de por qué o para qué votan; eso es lamentable y lo hemos visto recientemente en nuestro país; cuando se pregunta a un individuo por quién votó, puede contestar con certeza, pero cuando se le pregunta qué razones lo llevaron a votar, en la mayoría de los casos hablará de fantasías, ilusiones, sueños de abundancia y felicidad, lo que casi nunca se podrá concretar; es por eso que en uno de sus más recientes libros, Política para perplejos, Innerarity insiste en la corresponsabilidad que tenemos autoridades y ciudadanos, en el desarrollo democrático del país.

Como Innerarity, muchos analistas y filósofos insisten en que la participación democrática no termina con el voto, sino que si al votar sabemos qué es lo que queremos, qué es lo que exigimos, la segunda parte de nuestra participación es tan importante como el voto: exigir que lo que queremos se convierta en realidad.

Y entonces nace el eslogan: “Voto, luego exijo”, parodiando a la sentencia: “Pienso, luego existo” de René Descartes, y es ahí cuando comienza a ser posible que nuestros deseos, explicados en el voto, se conviertan en realidad, pero lo que vemos ahora en nuestro país en estos tres meses está muy alejado de la democracia que merecemos.

De entrada, la nueva administración inició condenando todo, literalmente todo lo que ocurrió en los gobiernos anteriores; no hay secretaría, institución, organización o grupo libre de culpa, todos están reprobados.

Un ejemplo lamentable de esto lo vivimos tanto de la Academia Nacional de Medicina como la Academia Mexicana de Cirugía cuando se presentó el proyecto de programa de salud para este sexenio: los expositores, tanto el secretario como sus colaboradores, señalaron sin ambages que el sistema de salud es un desastre, que todo lo que se hizo es malo e inútil, y lo dijeron frente a académicos que han dedicado su vida a la salud, a directores de los institutos de salud más importantes de Latinoamérica, y ante a las efigies de más de cien personajes que por más de 80 años dedicaron sus vidas para crear todo el sistema de salud; frente a tales aseveraciones, la única muestra de dignidad y calidad humana de los académicos fue nuestro silencio, silencio absoluto, porque decidimos no honrar esas diatribas con un comentario.

Y en las semanas que siguen, vemos otro problema con la administración: de su titular para abajo, todos son impermeables a los comentarios o críticas, todos descalifican a quien, con argumentos duros y seguros, señala los errores cometidos desde el inicio de las labores, y no sólo, sino que tanto el señor Presidente como sus secuaces, no dudan en lanzar calificativos y sospechas de corrupción, malos manejos o maldad, sin dar un solo dato que lo confirme, y eso aumenta más el enfrentamiento entre la Presidencia y los ciudadanos. 

¿Y nosotros?, ¿seguiremos silenciosos ante las ocurrencias, equívocos, errores, las violaciones a la Constitución, y al respeto a las instituciones autónomas?; ahí es donde Daniel Innerarity nos vuelve a llamar la atención: “Si votaste, exige que se cumpla lo que quieres, alza tu voz para que la democracia sea una realidad porque, de otro modo, vivirás en una dictadura, aceptando sin chistar lo que la autoridad dice y hace”.

En estas semanas hemos visto con alegría que ante el reclamo de la Sociedad Civil de que no se cancelen los apoyos a las estancias infantiles y los centros de protección para mujeres en peligro, después de dimes y diretes, el señor Presidente dio marcha atrás, escuchó y aceptó el clamor de millones de ciudadanos y los niños y las mujeres estarán protegidos; ¡bravo por la Sociedad Civil!

En Política para perplejos, Daniel Innerarity reitera que no debemos vivir en silencio y que la gobernanza se alcanzará cuando alcemos la voz y seamos ciudadanos completos; en una entrevista, el filósofo se revela optimista: Yo soy optimista… y por tanto, no estoy seguro de que el futuro vaya a ser peor.

Comparto el optimismo y sé que como yo, millones de ciudadanos comprometidos colaborarán para que tengamos un México digno y una democracia real.

¿Usted qué opina, estimado lector?

 

Médico y escritor

raalvare2009@hotmail.com         

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