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Cómo disfrutar 24 horas cada día

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

 

Mi querido viejo, ya estamos en septiembre. Casi sin darnos cuenta se está terminando el segundo año de una pandemia que trastornó y cambió la vida y la salud de millones de seres en todo el mundo.

Ya estamos en septiembre y tú estás aquí porque has cuidado tu salud, porque has cumplido las normas necesarias para no enfermar, porque tal vez ya recibiste la vacuna protectora, pero, sobre todo —y no me dejarás mentir—, porque has tenido suerte, suerte que lamentablemente no tuvieron los amigos, familiares y conocidos que tristemente ya no están con nosotros.

Hablar de suerte es algo que nos permite recordar uno o varios incidentes que en tu vida pudieron ser importantes y afectar gravemente tu salud y que venturosamente se solucionaron y no pasó nada. Seguramente, en la infancia caíste de la bicicleta o de los patines, te rompiste un brazo o tuviste un momento de peligro que venturosamente pasó; y ya más grande, es probable que hayas tenido una enfermedad que requirió atención o una operación necesaria y tal vez urgente, y aquí estás.

 

  • Y ahora, poco a poco, se va restableciendo lo que alguien quiere llamar “nueva normalidad”, que de ninguna manera será normal si la comparamos con la “vieja normalidad” en la que vivimos hasta 2020. Muchas cosas van a cambiar, desde la forma de trabajar, pasando por la forma de hacer las compras, la forma de estudiar, la forma de vestir y hasta la forma de viajar y la forma de realizar los proyectos personales y sociales.

¿Estás preparado para esa “nueva normalidad”? Para eso es preciso que te propongas disfrutar cada día como el más importante de tu vida. Recuerda aquella sabia sentencia que dice: “el pasado es historia, el futuro es misterio, ¡vive el presente, que es el único que tienes”.

 La mejor manera de disfrutar 24 horas de cada día es viviendo momento a momento, aceptando la realidad, sin añorar lo pasado ni preocuparnos de antemano por el futuro, al vivir así nos podemos librar de sentimientos negativos y le podemos encontrar “lo sabrosito” de cada día.

Los queridos viejos como tú saben hacerlo, tienen la habilidad de ver las situaciones diarias con una perspectiva optimista y eso no sólo es bueno para ti, sino para todos los que te rodean, porque verán en ti un ejemplo a seguir.
 

  • Los queridos viejos como tú disfrutan las 24 horas de cada día al tener un proyecto de actividades, porque ya no tenemos que estar encerrados, ya no tenemos las limitaciones de los meses pasados y podemos reanudar la actividad física fuera de casa, en el jardín, en la calle y en el gimnasio. Ya no tenemos que limitar nuestros encuentros con los familiares y amigos sólo vía Zoom, sino los haremos personalmente y así vamos a crear una “nueva normalidad” amable, optimista y productiva.

 

  • Pero, además, querido viejo, esta actitud optimista es contagiosa. Al verte con los ojos alegres, con una sonrisa, con esa aura que irradian los viejos que saben vivir, quienes te conocen se pueden contagiar y vivir como tú, bien y de buenas.

Estoy seguro que como tú, muchos viejos queridos también lo lograrán.

 

*Médico y escritor                                                                                               

 Facebook: Rafael Álvarez Cordero                                                                                                                         

 Twitter @alvarezcordero

 

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