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¿Quién va ganando la guerra?

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

VARSOVIA.— Acaban de cumplirse dos semanas de que Rusia invadió Ucrania, un acto que el presidente Vladimir Putin ha etiquetado con el eufemismo “operación militar especial”.

El balance para Moscú es negativo desde casi cualquier punto de vista. Veamos:

1) No logró su cometido de alcanzar un triunfo militar rápido. No ha podido derribar al gobierno ucraniano y ni capturar o matar a su presidente, Volodímir Zelenski. Y aunque ha sometido algunas ciudades mediante bombardeos intensivos, su control territorial de Ucrania no es sustancial. Ha gastado demasiados misiles y bombas, y ha movilizado demasiados hombres para justificar lo que ha logrado. Ha perdido dos importantes generales. La respuesta que ha tenido por parte de los defensores ucranianos, por tierra y aire, ha sido contundente.

2) Rusia ha perdido la guerra de la propaganda. Su acusación de que en Kiev mandan neonazis no tiene mayor tracción. Putin se ha visto obligado a dar demasiadas explicaciones sobre sus acciones. Y su pronóstico de que ganará mediante la negociación o la guerra parece el clásico bluff de quien tiene un mal juego de cartas en la mano.

3) La credibilidad internacional se la ha llevado Zelenski, quien ha dado cuenta de conversaciones telefónicas con cerca de 40 líderes mundiales, dejando a Putin con interlocutores como los mandatarios de Venezuela, Bielorrusia y Senegal. El ucraniano ha hablado de manera remota ante parlamentos y mitines callejeros, llevándose siempre una gran ovación.

4) Las sanciones internacionales han comenzado a afectar la economía rusa, pese al cálculo de Putin de que su país se había preparado para aguantarlas. El rublo ha pedido casi 50% de su valor desde el inicio de la invasión y el impedimento por parte del Departamento del Tesoro estadunidense de que Rusia tenga acceso a sus fondos en EU no deja que Moscú pueda defender el valor de su moneda. Los problemas económicos han llevado al Kremlin a establecer un “corralito” y las protestas en las calles –aunque sean aún poco concurridas– comienzan a hacerse sentir.

5) La invasión ha unido a los adversarios de Rusia. Después de los desencuentros de la era Trump y los traspiés iniciales del presidente Joe Biden en temas internacionales –como la reconquista de Afganistán por los Talibán–, la relación Estados Unidos-Unión Europea ha alcanzado una solidez no vista en mucho tiempo. Los países europeos también han cerrado filas entre ellos, y en esta crisis han hablado casi siempre con una sola voz, incluyendo a gobiernos cercanos a Moscú como el de Hungría. Incluso aquéllos que tienen gran dependencia del gas ruso se envalentonan diciendo que es tiempo de romper esa relación. La respuesta ha hecho crecer enormemente las posibilidades de que los presidentes Biden y Emmanuel Macron se reelijan y ha logrado que desaparezcan los cuestionamientos al primer ministro Boris Johnson.

6) La invasión ha despertado el patriotismo ucraniano. Tanto entre combatientes como refugiados, las diferencias regionales y distinción entre los hablantes del ucraniano y del ruso han dejado de ser relevantes. Los rivales de Zelenski –como el expresidente Petró Poroshenko y el alcalde de Leópolis y excandidato presidencial, Andriy Sadovyi– lo ensalzan. Pese a la dureza de los ataques, la moral de los ucranianos se mantiene alta.

El desenlace militar sigue abierto. Puede ocurrir desde una derrota completa de Moscú hasta el derrocamiento del gobierno en Kiev, pasando por la partición del país, pero los factores económicos y políticos derivados de la invasión pesan enormemente para Rusia.

Buscapiés

*No se pierda, en esta misma edición de Excélsior, la extraordinaria entrevista de nuestra compañera Ivonne Melgar con el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares, quien responde a los señalamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador de que México ya no desea ser visto por las empresas españolas como “tierra de conquista”. En contraste, el ministro envía un mensaje a las empresas mexicanas: son bienvenidas en España, nadie las considera como conquistadoras.

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