Logo de Excélsior                                                        

La portería abierta… y no saber anotar

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

 

El conflicto comercial entre EU y China, que se inició en marzo de 2018, representó una oportunidad inmejorable para México.

Aunque todo se originó a causa del enojo del entonces presidente Donald Trump por el déficit que su país había acumulado en el intercambio de bienes con la nación asiática, las medidas afectaron a la industria manufacturera estadunidense, que dependía para su producción de componentes fabricados en China. La lógica indicaba que México se pudo haber convertido en la nueva sede de muchas de esas empresas surtidoras, más aún cuando el costo del transporte marítimo comenzó a subir en mayo de 2020, con motivo de la pandemia de covid.

México tenía el balón con la portería abierta y no pudo meterla. Como diría el narrador Enrique El Perro Bermúdez: “La tenía, era suya y la dejó ir”.

En un reportaje publicado el fin de semana –Why Mexico is missing its chance to profit from the US-China decoupling–, el diario londinense Financial Times encontró que los beneficiarios del diferendo sino-estadunidense fueron otras naciones asiáticas, como Vietnam, Corea del Sur, India y Taiwán.

Paradójicamente, el nearshoring –o producir más de cerca de casa para reducir los costos de transporte– fue aprovechado por países que se encuentran tan lejos o más que China del mercado estadunidense y no por México, que comparte una frontera de 3 mil kilómetros con Estados Unidos.

“Lo que daríamos nosotros por tener un pedacito de esa frontera”, me comentó un embajador asiático en nuestro país, con quien conversé recientemente durante un encuentro diplomático. “Al menos por ahora, los datos de las importaciones estadunidenses no apoyan la percepción de que México se haya beneficiado del nearshoring”, dice un estudio del banco de inversión UBS citado por el Financial Times.

“En lugar del rápido crecimiento que se hubiera esperado de las importaciones de Estados Unidos desde México, éstas sólo crecieron 11.8 por ciento en tres años (…) o 4 por ciento descontada la inflación”, apuntó el periódico en su reportaje.

Fuentes entrevistadas por el FT atribuyen buena parte de esta oportunidad perdida a la hostilidad con la que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tratado a algunas empresas extranjeras. “Sus decisiones caprichosas y tendencias autoritarias están espantando a la inversión”, se resumió.

La publicación también recordó –citando estimaciones de JPMorgan– que México es el único, entre los principales países de América Latina, cuya economía no habrá regresado, para fines de este año, al nivel que tenía antes de la pandemia. Incluso Argentina, cuya moneda se ha derrumbado 72% de su valor en dos años y medio, se encuentra por encima de nosotros en ese rubro. Para fines de 2021, México estaba 3.6 puntos porcentuales por debajo de ese nivel (o alrededor de 100 mil millones de dólares). Habría que preguntarse si tanta destrucción de valor y el consecuente aumento de la pobreza y la desigualdad no ameritarían siquiera contemplar una estrategia de crecimiento económico distinta, que tome en cuenta la necesidad de atraer inversiones y saque provecho a la situación geográfica que muchos países envidian.

BUSCAPIÉS

*“De parte del pueblo y del gobierno de Estados Unidos de América, quiero felicitar a México y a todos los mexicanos por la celebración de sus 200 años de independencia”, escribió el presidente estadunidense Joe Biden a su homólogo mexicano, en septiembre pasado. Ayer, que se cumplió un aniversario más de la independencia de EU, no existió un gesto correspondiente de parte de López Obrador. Y aunque hubo 15 menciones a ese país ayer en la mañanera, ninguna tuvo ese propósito.

*Una de ellas fue, en cambio, para proponer desmontar el principal símbolo de EU. En pleno 4 de julio y a ocho días de visitar por tercera vez la Casa Blanca, el presidente López Obrador llamó a realizar una “campaña” para retirar la Estatua de la Libertad, en caso de que Washington reciba extraditado al activista de internet Julian Assange y lo condene a cadena perpetua. “Ya no es símbolo de libertad”, afirmó. Parece que se trata de ver cuántos desplantes aguanta el vecino.

 

Comparte en Redes Sociales