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Energía limpia… por decreto

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

El año pasado la Secretaría de Energía reconoció que México no cumpliría con su compromiso, estipulado en el Acuerdo de París, de generar 35% de su energía mediante fuentes renovables para 2024. En un documento, estableció que sólo se llegará a 30.5% el año entrante. A pesar de ello, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) publicó el viernes pasado un acuerdo en el Diario Oficial de la Federación que cambia por completo ese pronóstico.

Repentinamente, resulta que México sí cumplirá. ¿Cómo fue que pasó? ¿Acaso el país desarrollará en tres semestres las parques eólicos y solares que requiere para tener los 15 gigavatios de capacidad de generación limpia que, de acuerdo con el experto Víctor Ramírez, son necesarios para alcanzar la meta? Eso es imposible, puesto que la Central Fotovoltaica de Puerto Peñasco, que se levanta en Sonora, el proyecto más ambicioso de esta administración en materia de energía renovable, apenas producirá mil megavatios (o un gigavatio) una vez que esté terminado… en 2027. La solución fue otra: tratar de engañar a la comunidad internacional con que México honrará su palabra.

Resulta que la CRE decidió determinar que el compromiso se cumplirá mediante el uso de las mismas plantas de ciclo combinado con que se genera 60% de la electricidad del país. Dichas plantas utilizan dos turbinas, una que funciona con gas y otra con vapor. Es en ese segundo rubro en el que la comisión metió mano la semana pasada para modificar “la metodología para el cálculo de la eficiencia de los sistemas de cogeneración de energía eléctrica y los criterios para determinar la ‘cogeneración eficiente’”, que habían sido establecidos en 2011. El acuerdo fue aprobado en sesión extraordinaria el miércoles pasado y publicado el viernes. Su implicación es que, ante la imposibilidad de cumplir con el compromiso asumido en el Acuerdo de París, el gobierno mexicano simulará el cumplimiento. Para Víctor Ramírez, especialista del sector, “con este cambio (de metodología) de la CRE, pasaríamos de 30% a 50% de energía limpia de un plumazo, sin agregar un solo vatio de capacidad nueva”.

El doctor en física Jesús Antonio del Río, fundador del Instituto de Energías Renovables de la UNAM, no dejó lugar a dudas en el tuit que posteó ayer: “La energía eléctrica generada con gas natural emite en forma neta gases de efecto invernadero y ensucia nuestra atmósfera. Entonces, no es limpia”. Como resultado del acuerdo, las 44 centrales de ciclo combinado que opera la Comisión Federal de Electricidad podrán recibir Certificados de Energía Limpia, conocidos como CEL, que amparan la generación de un megavatio de electricidad limpia y pueden ser comprados por participantes obligados para acreditar el cumplimiento de sus obligaciones.

Para las asociaciones mexicanas de energía eólica y solar –Amdee y Asolmex, respectivamente— “los CEL fueron incorporados en la legislación nacional en 2014, como un mecanismo para incentivar la descarbonización de la matriz energética (…) Para garantizar su función como indicador del avance en este proceso, la legislación dispuso requerimientos incrementales anuales para los consumidores de energía y no consideró a la generación con ciclos combinados de gas natural entre las tecnologías que ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”.

Carlos Flores, experto en renovables, apunta: “¿Las empresas se interesarán por certificados ‘no tan limpios’? ¿A nivel internacional serán válidos para el cumplimiento? Difícil”. Y es que ése es el tema: seguramente el gobierno dirá que cualquier crítica contra la decisión de la CRE —hecha de manera fast track, sin discusión pública—representa una visión “conservadora” y “neoliberal” y, como tal, será desechada.

En México, podrá combatir con retórica cualquier impugnación. La pregunta es si logrará engañar a los organismos multilaterales, a la comunidad científica mundial y a las empresas multinacionales que busquen producir en nuestro país y cuyos accionistas les están imponiendo de forma creciente que lo hagan con energías limpias.

 

 

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