En el viaje

Pascal Beltrán del Río Bitácora del director
Suscríbete a nuestro boletín

Recibe las últimas noticias y mantente siempre informado

Correo electrónico
Enviar

 

VARSOVIA.— Con 705 miembros, de 27 países, repartidos en ocho grupos políticos, que discuten en 24 lenguas, el Parlamento Europeo (PE) es uno de los cuerpos deliberativos más complejos y plurales del mundo.

De no ser por su institucionalidad y sus procedimientos, podría ser considerada una moderna Torre de Babel.  Su lema lo dice todo: “Unidos en la diversidad”.

Para sacar adelante una resolución, se requiere de una gran capacidad de interlocución, pues en Estrasburgo, donde sesiona regularmente, se cruzan intereses nacionales e ideológicos.

Lo más común es que miembros del Parlamento Europeo, que provienen del mismo país, formen parte de grupos políticos diferentes. En la actual legislatura, la novena, el grupo más nutrido es el del Partido Popular Europeo, que reúne a las organizaciones de corte demócrata cristiano, como el CDU alemán y el PP español. Ese grupo tiene 187 de los 705 asientos.

Le sigue el Grupo Progresista, formación de socialistas y socialdemócratas, con 147. La bancada de los liberales es la tercera en tamaño, con 98. Luego viene Identidad y Democracia, la extrema derecha europea, con 76; los verdes, con 67; los Reformistas, con 61; la Izquierda Europea, de extrema izquierda, con 39, y los no afiliados, con 29.

Como digo, todos estos grupos tienen su propia agenda, y, dentro de ellos, no siempre es fácil formar consensos, dados los intereses ideológicos y nacionales. Por país, los alemanes tienen el número más grande de eurodiputados, con 96. Le siguen los franceses, con 79; los italianos, con 76; los españoles, con 59, y los polacos, con 52.

Por todo lo descrito arriba, aprobar una resolución por 607 votos a favor, dos en contra y 73 abstenciones, como la que solicita a autoridades mexicanas garantizar la protección de periodistas y activistas de derechos humanos, implica una tarea titánica de construcción de consensos.

Entre los eurodiputados hay gran cantidad de políticos de larga experiencia. Quince de ellos han sido presidentes o primeros ministros en su respectivo país, entre ellos Guy Verhofstadt, jefe del gobierno belga entre 1999 y 2008. Seis más han presidido el Parlamento de su nación y diez han sido ministros de relaciones exteriores, entre ellos el español José Manuel García-Margallo.

Por eso, llamar “borregos” a quienes aprobaron la resolución es un despropósito. Lo mismo es calificarla de “panfleto”.

Desde luego, el gobierno mexicano tiene derecho a discrepar de lo votado, pero, si de verdad considera que el PE no tiene por qué opinar de temas extraeuropeos –“ustedes no son el gobierno mundial”, dice el texto de la desconcertante respuesta emitida la noche del jueves–, mejor sería que ni se ocupara del tema.

El “comunicado del gobierno de la República al Parlamento Europeo” es un texto aldeano, de pocas luces y visceral. Denota no sólo falta de modales y pericia diplomática, sino también un gran desconocimiento de cómo funcionan las instituciones europeas.

Llama la atención que el propio presidente López Obrador haya presumido que la redacción la realizaron él y un grupo de colaboradores, “en el viaje” hacia Tapachula, donde ayer encabezó la conferencia mañanera.

Se nota. Faltó tiempo para reflexionar sobre lo que se quería decir. Las prisas no dieron para otra cosa que recurrir al victimismo de siempre y a los mismos lugares comunes que llenan las conferencias mañaneras. Por si no hubiera suficiente daño autoinfligido en el texto de marras, los autores todavía se dieron permiso de censurar la solidaridad europea con un país que es víctima de una invasión.

Llama la atención que no haya sido convocado el canciller Marcelo Ebrard para participar de la discusión, lo que demuestra el poco respeto que hay en Palacio Nacional por su trabajo.

El resultado fue un texto lamentable, cargado de rencor. Se trata de las notas más pobres de la diplomacia mexicana, incluso en estos tiempos de desprecio por la mirada hacia el exterior.

 

 

Comparte en