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El misterio de las bardas

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

A la manera de Nazca, Stonehenge y la isla de Pascua, en México hay un fenómeno que no tiene explicación.

¿Quién realizó las pintas en bardas que han aparecido por todo el país con la enigmática frase #EsClaudia?

¿A quién podrán referirse? ¿Acaso a la más famosa de ellas, la hija única del emperador Nerón, deificada por él? Quién sabe.

Hay unas cuantas hipótesis. Revisemos algunas de ellas:

La primera es que las bardas fueron pintadas por extraterrestres. Eso explicaría que nadie se dio cuenta de su súbita aparición. Un buen día, amanecieron allí. Habrá que preguntar a los ufólogos o darnos una vuelta por Tepoztlán, a ver si hay rastros de algún aterrizaje masivo de platos voladores. Tal vez en unos años el Pentágono desclasifique documentos que hablen de avistamientos por parte de sus pilotos y podamos llegar a la conclusión de que en 2022 fuimos visitados por unos seres altos y delgados que decidieron dejarnos esos mensajes.

Otra hipótesis es que las pintas son un producto divino. ¿Se habrá asomado un dedo de entre las nubes y habrá grabado las bardas con un rayo como el de Zeus? ¿Debemos arrodillarnos ante ellas, reconociendo el milagro? ¿Acaso “Es Claudia” es el undécimo mandamiento, que no alcanzó a entrar en las Tablas de la Ley y ahora nos es revelado? ¿Será que, si uno las toca, se cure de todo mal carnal? ¿Se trata de una señal de la inminente llegada de un nuevo… perdón… de una nueva mesías? ¿Qué es lo que el ser supremo nos estará queriendo decir con “Es Claudia”? ¿Debemos rezarle?

Hipótesis tercera: las bardas fueron pintadas por un superhombre. Alguien como The Flash, porque lo hizo muy rápido. Es posible suponer que el Corredor Escarlata, con su superpoder de la velocidad, visitó todas las tiendas de pintura, pidió que le fiaran botes y brochas, localizó las bardas, pintó de blanco las que decían “Marcelo” (otro misterio por resolver), y plasmó sobre ellas “Es Claudia”. Pero, nuevamente, nos quedamos con la duda: ¿quién es Claudia? ¿Una nueva heroína, de la misma estirpe de “Harfuch, el Guardián de la Ciudad”? ¿Una nueva habitante del multiverso? ¿Un fichaje reciente de los Avengers? Si es así, ¿cuál es su superpoder? ¿La mimetización?

Cuarta hipótesis: las pintas son un producto muy humano. Probablemente un grupo de la sociedad fue poseído por una visión que le revelaba el mismo mensaje, los mismos colores y la misma tipografía. Como en la película Encuentros cercanos del tercer tipo, tenían que pintar las bardas. Se ha sabido de casos en que las masas presentan un grupo de síntomas similares para los que no hay explicación patogénica plausible. Pero, ¿cómo se coordinaron para hacerlo al mismo tiempo? Ha de haber sido con telepatía. ¿Y cómo las pagaron? Pues de su bolsillo, ¿cómo más? Fueron al banco y sacaron sus ahorros en el furor del momento.

Última hipótesis: como le pasó al zapatero en el cuento de los hermanos Grimm, unos duendes aparecieron por la noche para cumplir el deseo de alguien que, en medio de su desesperación, pidió una solución mágica. En la mañana, las bardas habían sido pintadas. Si esta hipótesis se comprueba, el pedigüeño o la pedigüeña deberá devolver el favor regalando ropita a los bondadosos duendecillos, que la recibirán con gritos de algarabía.

Quizá nunca lleguemos a develar el secreto. Como el de los misteriosos espectaculares de Javier pidiéndole perdón a Laura. Lo único que podemos descartar por completo es una explicación política o una violación a la ley electoral. Eso, seguro, no fue. En México esas cosas no pasan.

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